A partir de ahora, para localizar una avería en la red eléctrica en
la zona de la reserva de ses Salines habrá que utilizar un radar.
Esta es la única desventaja del soterramiento de la red de cableado
aéreo que discurría a lo largo de la reserva natural y que finalizó
ayer con la retirada de los últimos metros de la red de media
tensión (15 kilowatios) por parte de los técnicos de GESA.
La red subterránea transcurrirá bajo el aeropuerto hasta la
central de transformación Codolar 3, una estación de bombeo con la
que se activan las máquinas que succionan el agua salada de la
salinera.
El organismo Parques Naturales, dependiente del Ministerio de
Medioambiente destinó una partida de 36 millones para la obra, el
mayor presupuesto concedido hasta ahora por esta institución para
un proyecto de estas características.
Los trabajos de soterramiento de cables comenzaron el 2 de
septiembre de este año y, aunque estaba previsto rematarlos en un
mes, finalmente ha sido necesario algo más de tres para
finalizarlos.
El teniente de alcalde de Sant Josep, Toni Cardona Pujolet,
acudió ayer a es Codolar para presenciar la retirada de los últimos
cables. «Es una gran satisfacción -señaló- que en un sitio tan
emblemático para la isla y en especial para nuestro municipio se
hayan terminado estas obras». Un proyecto que Pujolet califica como
«muy significativo, no sólo por lo que supone para las aves que
anidan sino por la eliminación del impacto visual y ambiental». El
Ayuntamiento de Sant Josep ha sido el encargado de administrar la
ayuda de Parques Naturales.
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