Aparcados en numerosas calles de Eivissa se pueden ver coches de
segunda mano que muestran carteles llamativos en los que aparece un
precio atrayente y el número de un teléfono móvil, que se supone
remite a un particular que ha decidido desprenderse del automóvil.
Sin embargo, la Asociació d'Automoció y Maquinaria, que preside
José Colomar, asegura que muchos de estos vehículos pertenecen a
comercios que se dedican a la compraventa de automóviles «que no
cuentan con las licencias y permisos necesarios», advierten.
Este hecho es sólo la punta del iceberg de toda una red de venta
de automóviles, de manera más o menos clandestina, que según José
Colomar mueve «miles de millones al año». El presidente pide más
control desde el Consell Insular y el Govern, ya que muchos de
estos puntos de venta cuentan con la licencia de apertura municipal
pero no con la de Industria.
«Todos los concesionarios deben contar con un responsable
técnico, una figura de la que carecen la mayoría de estos centros
de venta ilegal», asegura Colomar.
Los propietarios de concesionarios advierten que estas
actividades no sólo suponen un perjuicio económico para los
negocios que cumplen las licencias y pagan sus impuestos o para los
usuarios que adquieren vehículos de dudosa procedencia y en unas
condiciones mecánicas que dejan mucho que desear, sino que, además,
provocan daños medioambientales. Así, denuncian que todos los
aceites y residuos que producen los tiran al campo y a la red de
alcantarillado.
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