La cultura tuvo por un momento su hegemonía en este popular juego de mesa. Foto: Germán G. Lama.

Los chavales de Sant Antoni no disfrutaron ayer de una jornada diferente. Pese a estar incluidas diversas actividades dentro del programa de fiestas de Sant Bartomeu, ninguno de los jóvenes hizo nada especial en Es Club. Habituales como cada tarde al centro, una decena de adolescentes practicaron futbolín y ping-pong (las aficiones preferidas para pasar el verano entre unas paredes adornadas con sus propios trabajos) e incluso se atrevieron con los juegos de mesa como el Pictionary o el Trivial. El insuficiente número de personas que se habían inscrito al resto de las iniciativas (parchís, damas o ajedrez), impidió que todas las acciones previstas se llevaran a cabo. Ricardo, encargado del lugar de recreo, destacó el espíritu de los chicos que allí acuden como alternativa a un verano de playa y sol: «son como todos: los hay desde revoltosos que arrastran al resto a muy tímidos y callados».

No obstante, juntos crean cada tarde de cinco a nueve un grupo cohesionado y divertido que distribuye su tiempo equitativamente entre las manualidades y las recreaciones.