Las dos clínicas veterinarias de Formentera han constatado que en las últimas fechas está aumentando el número de mascotas, principalmente perros y gatos, afectados de alguna forma por la procesionaria del pino. Ambas coinciden en que los más afectados son los perros y que, aunque en un principio la sintomatología no es grave, puede derivar a importantes problemas de salud.
Desde la clínica veterinaria La Savina explicaron ayer que estas afecciones provocadas por la oruga se han multiplicado a lo largo del último año y han matizado que se dan más en los cánidos que en los gatos «ya que estos primeros suelen llevarse a la boca todo lo que encuentran mientras que los gatos suelen ser más inteligentes».
En principio, los casos atendidos en esta clínica han estado relacionados con perros que han lamido estas orugas, «lo que les ha provocado hinchazón en la lengua y en los labios». Una afección que suele durar un par de días y cuyo tratamiento consiste en la aplicación de corticoides.
Explicaron, a su vez, que este incremento en el número de casos está relacionado con la proliferación de la plaga en toda la isla, especialmente en las zonas urbanas. «La gente tenía miedo al tratamiento aéreo», precisaron, «pero el terrestre con cañones es mucho menos eficaz y esto provoca que cada vez haya más procesionaria».
Desde la clínica veterinaria Formentera, por su parte, matizaron que estas orugas son más peligrosas para los perros jóvenes y los cachorros, «que suelen ser las que las muerden, porque van mordiéndolo todo». Esto, en principio, «les afecta a la lengua, que se edematiza (se hincha con líquido) muchísimo, al igual que la zona de la garganta, y puede llegar a obstruir las vías respiratorias y matar al animal». En caso de que la lengua se hinche en demasía, esto puede afectar a su vez a la circulación en ese órgano «y puede llegar a producir una necrosis, que es la muerte del tejido de la lengua, y posteriormente caérsele, con lo que el perro o bien se queda sin tota la lengua o bien sin un trozo». Lo mismo puede ocurrir con los morros del animal. Si se llega a inflamar mucho la zona de contacto con la procesionaria se puede necrosar.
Desde esta clínica veterinaria afirmaron que hasta la fecha la mayor parte de las consultas de mascotas relacionadas con esta oruga era porque había habido un contacto directo, «sin embargo este año se está viendo más el problema de los pelos de la procesionaria», que es la parte del cuerpo de la oruga donde acumula el veneno urticante. «Hay zonas donde la concentración es ya tan alta que, sin estar en contacto con la procesionaria y sin estar debajo de un pino, con el poco viento que pueda hacer, los pelos de la procesionaria se esparce a varios metros del pino y afectan tanto a las mascotas como a los propietarios». «En las mascotas se da una irritación muy grande de las mucosas de los ojos. Eso es algo que les pica muchísimo y hace que los perros se rasquen los ojos de manera desesperada», lo que les llega a producir lesiones en los párpados. El principal consejo que dan en estas situaciones, tanto para animales como para personas, es aplicar agua en la zona irritada, si es posible tibia o caliente, lo máximo que se pueda aguantar, «y luego contactar con el hospital o con el centro veterinario porque puede ir empeorando y, cuanto antes se ponga el tratamiento, que suelen ser antihistamínicos y corticoides, mejor para evitar mayores problemas».
También se han dado casos de perros, especialmente de pelo corto, «que se han tumbado debajo de un pino donde había procesionaria lo que les ha provocado una dermatitis por contacto en la barriga». Señalaron también que la procesionaria existente en Formentera «es tan agresiva e irritante que la misma saliva de un perro que ha estado en contacto con estas orugas puede producir a las personas irritación y urticaria en caso de que la toquen».
Periódico de Ibiza y Formentera ha conocido también el caso de una adolescente que paseaba a caballo bajo un pinar plagado de procesionaria y que empezó a sentir picores por todo el cuerpo y, al llegar a su casa y desvestirse, pudo comprobar que tenía el cuerpo lleno de eccemas. «Es un problema real y y actual de salud pública», concluyeron desde la Clínica Veterinaria Formentera.
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