Terrible final para un grupo de amigos que en el mediodía de este martes ha decidido acercarse al mítico faro de la Mola y pasear por su mágico entorno y espectaculares acantilados. La fortuna no estaba del lado del turista de nacionalidad extranjera, de 55 años de edad y que tropezó cayendo en una de las zonas más escarpadas desde una altura de 120 metros.
Se da la circunstancia de que este martes el día estaba nublado en la isla, lo que hizo que muchos visitantes cambiaran la playa por el faro, con lo que el número de paseantes era muy superior a la media habitual.
Rápidamente se puso en marcha un operativo de rescate en el que participaron efectivos de la Guardia Civil, Bomberos, Policía Local, 061 y Protección Civil. Las circunstancias de la caída hacían temer lo peor ya que era imposible ver el cuerpo desde lo alto del acantilado, por lo que recurrieron a diversos drones por aire y motos de agua por mar. No se pudo localizar al precipitado ya que la zona tiene una gran masa de vegetación.
Finalmente, el helicóptero de la Guardia Civil pudo localizar el cuerpo y confirmar el fallecimiento del finado a unos 15 metros del agua. Los bomberos recuperaron los restos que fueron trasladados por el helicóptero al hospital y, de ahí, al tanatorio municipal.
El marido del fallecido tuvo que ser atendido por el servicio de psicólogo ya que sufría de un ataque de ansiedad, junto al resto de familiares.
Una zona muy peligrosa
Cada verano miles de turistas se asoman a unos acantilados no aptos para vertiginosos. Sin embargo, han sido muy pocos los incidentes en ese sentido, pero este martes la Parca andaba acechando al pobre desafortunado.
Hace cuatro años murió en una situación parecida una residente en Cala Saona, al caer desde unos 10 metros, también después de tropezar y desde entonces la zona está protegida con unos postes y cuerdas que evitan acercarse al peligro.
1 comentario
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Dep, Que desgracia y mala suerte.