—El título de la conferencia es demoledor: ‘¿Y si mi hijo o hija consume drogas?' ¿Que hacemos cuando descubrimos eso?
— En ese momento se inicia todo un proceso de diálogo, comunicación y entendimiento, acompañado de otro proceso de aprendizaje y búsqueda de información. La mayoría de las veces no tenemos la información suficiente para decidir respecto al consumo de sustancias de los hijos, las hijas o los propios.
—En los últimos años, las estadísticas dicen claramente que el inicio en el consumo de drogas es cada vez más temprano...
—El consumo se está adelantando, pero es propio del estilo de vida que tenemos. Toda la sociedad coloca a las personas adolescentes en esa necesidad de convertirse en personas adultas, cuando todavía no tienen ni habilidades para decidir ni para decir que no. Les queda mucho que aprender.
—Cuando hablamos de drogas, ¿contamos el alcohol y el tabaco como drogas?
—Esta es una buena pregunta para trasladarla a la sociedad en general. Cuando hablamos de drogas, el imaginario colectivo deja fuera las sustancias que se encuentran dentro del mercado regulado: alcohol, tabaco, cafeína, bebidas energéticas y los fármacos y, directamente, el pensamiento social se va a las sustancias ilegales que encontramos en un mercado no regulado. Pero si nos preocupa la salud todas estas sustancias, independientemente de si tienen la etiqueta de legal o ilegal, deberían de ocupar nuestro espacio de prevención.
—¿Cómo pueden prevenir los padres, el consumo de drogas en sus hijos adolescentes?
—Pues es lo mismo que hemos dicho antes, podemos ir trabajando en informarnos sobre los consumos en general y los efectos de las diferentes sustancias. También debemos normalizar hablar de drogas en las relaciones familiares. Debemos establecer relaciones de confianza abierta, donde el tema de consumo de drogas no sea un tema tabú. Cuando algo se convierte en tabú, especialmente durante la adolescencia, automáticamente pasa a ser algo morboso y provoca el deseo de hacer aquello que está prohibido. Si hablamos abiertamente y con objetividad del tema, avanzaremos mucho. Lo mismo pasa con las relaciones afectivo-sexuales, debemos normalizar y hablar de ello en casa, abiertamente.
—¿Qué piensa de decirles a nuestros hijos que no beban con una copa en la mano o que no fumen con un cigarro en la boca?
—Pues los niños y adolescentes aprenden básicamente a través de la imitación, por tanto, la hipocresía del planteamiento que hacía usted también lo reciben nuestros hijos. Es incongruente que mi madre me diga que no beba y ella se va a tomar cañas con las amigas o mi padre me dice que fumar es muy malo, pero él fuma. Es importante reflexionar: ¿cuál es el modelo adulto que queremos transmitir? El de la abstinencia, que no es en absoluto real en la sociedad en la que vivimos, o el de un consumo responsable.
—Hemos vivido en los últimos años una especie de banalización del consumo de las que conocemos como drogas blandas. ¿Eso es peligroso?
—Tenemos el ejemplo de la industria del alcohol, que es la sustancia más consumida y normalizada y que podríamos considerar como banalizada, pero en cambio su consumo es muy arriesgado. Consumir sustancias siempre es arriesgado, de modo que normalizar un consumo o regularlo pueden hacer que estos sean de riesgo y generen problemas de salud, económicos y sociales para la familia muy graves o bien que sea un consumo que este regulado, controlado y que sean las personas las que decidan cuando hacerlo y no hacerlo.
Aquí juegan un papel muy importante la publicidad y los medios de comunicación. Durante el verano, las televisiones y todos los medios se llenan de anuncios de cervezas, que nos venden su consumo como algo fantástico, pero ningún anuncio nos dice los perjuicios que el consumo de cerveza nos puede acarrear. Las administraciones y las leyes deberían intervenir en ese tipo de publicidad.
—¿Porque son arriesgadas las drogas?
—Alteran el funcionamiento del sistema central nervioso y lo más arriesgado es que no hay suficiente información para poder decidir cuando hacerlo en que ritmo, que cantidad... Debemos hacernos preguntas sobre este consumo.
3 comentarios
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Legalizar todas las drogas y dejar que la medicina se ocupe de la situación que se desarrolla financiada con el impuesto a las ventas. Sencillo. La mayoría de las personas no se convertirán en adictos. Algunas personas siempre se volverán adictas a algo. Hacer que las drogas sean ilegales no detiene ni ralentiza el consumo. Simplemente pone a la gente normal en la comunidad de criminales.
Puff.. . ...,,,EFECTIVAMENTE ..,con @PUFF
,,,y que le contestaríamos a un hijo,, cuando ve en la TV que parte del Gobierno quiere legalizar algunas drogas,, y que está intentado rebajar las infracciones por posesión y consumo en vía pública y desautorizar a un@s agentes de seguridad cuando la mayoría de veces intentan ayudarles, mediante charlas, conferencias,,etc..