Alejandra Ferrer (Alemania, 1977) cierra su primer año de presidencia en el Consell de Formentera marcado, como no podía ser de otra manera, por la crisis del coronavirus. Pese a las dificultades derivadas de la pandemia, Ferrer se muestra optimista y confía en que haya una buena temporada en 2021. «Si todos trabajamos juntos podemos tener una buena recuperación y empezar bien la temporada de 2021», precisa.


—¿Qué cree que ha pasado para que se disparen así los contagios de coronavirus en la isla?
—En el momento en el que se fueron marchando los visitantes fuimos bajando el número de casos, llegando incluso a estar en varias ocasiones con cero contagios, la última vez a finales del pasado mes. Pero la experiencia nos ha demostrado que en un momento puedes estar en otro lado de la balanza. La experiencia nos ha demostrado que este virus; es lo que es y se contagia con mucha rapidez y cualquier relajación puede suponer pasar de cero casos a más de cuarenta. Eso nos obligó a solicitar al Govern balear subir el nivel de restricciones antes de fiestas en reuniones familiares, en la cantidad de personas por mesa y en un bar.

—En todos estos meses, usted ha elogiado el comportamiento de los residentes, lo que se ha trasladado en las buenas cifras que teníamos antes. ¿Hemos fallado en esta ocasión?
—No creo que hayamos fallado y sigo pensando que, en general, la población de Formentera y también el empresariado han hecho un grandísimo esfuerzo para hacerlo todo lo bien que hemos sabido en el día a día. Pero lo cierto es que cuando tienes datos positivos y te parece que no hay ningún peligro a tu alrededor, pues te relajas; ésta es la condición humana. Y esa relajación contra la que hemos luchado como administración, comunicando que la pandemia seguía estando ahí a pesar de nuestras buenas cifras, ha iniciado esa cadena de circunstancias que ahora mismo nos ha llevado donde estamos, teniendo que hacer un esfuerzo adicional. Además, en unas fechas muy concretas, donde a todos nos hubiera gustado más poder celebrar las fiestas con nuestros familiares y amigos.
No ha podido ser así y estas navidades, como en el resto de España y en la mayor parte de Europa, la situación nos ha obligado a sacrificarnos.

—Es mucho lo que está en juego…
—Es muchísimo, empezando por las vidas de muchas personas. Hasta el momento han fallecido en Baleares 457 personas. Así que cuando nos quejamos de que no podremos ver a nuestros familiares en estos días, pues digámoslo claro: hay gente que no los volverá a ver nunca más. Hay gente que no ha podido despedirse de sus familiares mientras estaban enfermos y fallecían, con lo cual creo que todos estos momentos los hemos de vivir también desde el recuerdo de todas esas personas y teniendo presente el sufrimiento de sus familias y de la soledad que han padecido.

—Éste ha sido su primer año completo al frente de la institución, menudo año…
—Pues sí, nadie se esperaba vivir un año así. Este año lo recordaremos como uno de los peores que hemos vivido, sobre todo por la incertidumbre que lo inunda todo y que nos tiene siempre en vilo. Pero también es verdad que en Formentera hemos sido muy privilegiados ya que la situación económica a nivel nacional y europeo es mucho peor que la nuestra. Creo que si todos trabajamos juntos podemos tener una buena recuperación y empezar bien la temporada 2021.

—La pandemia ha trastocado la actividad institucional, los Presupuestos del Consell han cambiado radicalmente sus prioridades. ¿Qué sensación tiene la presidenta de una institución que tiene que ir gobernando a salto de mata ya que la pandemia le obliga a improvisar continuamente?
—Mirando el lado positivo de todo este despropósito, estoy satisfecha de la coordinación que hemos tenido entre todas las áreas, que nos ha permitido trabajar con una cierta previsión. Las consellerias de Interior y Bienestar Social han tenido que ir ajustándose a las nuevas necesidades y obligaciones y han intentado ir tomando medidas antes de que las cosas se complicaran más.

—En este tiempo han gobernado atendiendo a la urgencia antes que a la importancia. ¿Qué temas de gobierno se han visto relegados?
—Pues hemos intentado trabajar en dos líneas. Por una parte, lo que nos marcaba la pandemia y, por otra, el de tirar adelante los proyectos que habíamos acordado los dos partidos que conformamos el equipo de gobierno. Es cierto que la segunda escena ha sido un poco más complicada ya que involucra a otras instituciones que en este momento están desbordadas.
Pero en este año hemos abierto el Centro de Deportes Náuticos, hemos acabado la segunda fase de las obras de Sant Ferran, hemos vuelto a implementar el proyecto de movilidad sostenible con el proyecto formentera.eco, se ha creado el observatorio de datos de Formentera que nos ha permitido crear el barómetro de satisfacción turística de manera directa y las obras de La Savina, entre muchísimas otras.
A todo eso debemos añadir que hemos ido preparando proyectos de cara al 2021, empezando por las obras de la segunda fase de mejora de es Pujols, con más peatonalización, el Plan Especial de Energías Renovables, la nueva contrata de transporte público y también la de residuos.


Somos muy conscientes de que, en cuanto acabe la pandemia, no vamos a tener una tregua; nos debe pillar preparados para seguir trabajando con la máxima normalidad, para poder reactivar la economía. Hay otros temas para 2021, como son la diversificación económica, la digitalización del comercio, que en este caso gracias a la pandemia hemos aprendido la importancia de ofrecer los productos a domicilio. Seguiremos potenciando el sector primario, incluyendo la artesanía, como producto local y seguir promoviendo que las nuevas tecnologías, como la fibra óptica, puedan llegar a todos los puntos de Formentera y permita otras formas de trabajar desde la isla. Eso nos permitiría tener una población más estable y con mejores servicios durante todo el año, lo que nos permitirá ser más pueblo y menos destino turístico y así conseguir que la gente pueda tener más meses de trabajo, mejore su calidad de vida y pueda echar raíces en Formentera como toca y no de manera temporal.

—Precisamente, el barómetro turístico acaba de desvelar que en un año con menos turistas la satisfacción es mayor. ¿Qué se puede hacer cuando no haya pandemia?
—Creo que ha habido dos temas muy importantes durante este verano, que espero que nos hayan servido para aprender. Por una parte, la temporada empezó más tarde y no sabíamos si íbamos a tener turistas o no, con lo cual los que iban llegando eran muy bienvenidos y eso ha hecho que el trato fuese diferente, mucho más directo. Y a eso ha contribuido también la distancia entre mesas, que ha obligado a acompañar a los clientes a las mesas mientras les dábamos explicaciones, se han sentido mejor atendidos y así lo han manifestado en la estadística.


Ésta es una de las partes que nos pueden diferenciar de otros destinos y esa cercanía y calidad del servicio es algo que podemos hacer. Y la otra parte es que los visitantes vienen con la intención de vivir esa Formentera que todos queremos y que en los meses de julio y agosto de años anteriores ha estado saturada. Vamos a continuar trabajando hacia la excelencia de calidad que permita disfrutar de todo nuestro entorno en pequeñas cuotas, intentado alargar la temporada turística y establecer unos topes en los que vamos trabajando poco a poco con la regulación de las estancias turísticas o la de la entrada de vehículos.

—En ese sentido, nos hemos encontrado este verano con muchas personas que hacía años que no venían a Formentera y que han aprovechado este año de ‘poco movimiento' para volver a vivir aquella isla que recordaban y que se había perdido…
—Sí, también es cierto que muchos de ellos ya se habían acostumbrado a venir en marzo o en mayo porque aquellos que realmente conocen la Formentera auténtica hace muchos años que dejaron de venir en temporada alta, que ha ido quedando más para el nuevo turista. Debemos tener en cuenta que Formentera es más inaccesible que otros destinos, tanto a nivel económico como de conexiones y, por tanto, debemos ofrecer una experiencia muy especial al turista que viene, habiendo perdido un día de sus vacaciones en desplazamientos.

—Presidenta, este año le han detectado un cáncer de mama del que se está tratando y desde el primer momento usted hizo pública su enfermedad con el objetivo de visualizarla, al tiempo que ha seguido al pie del cañón, con su actividad prácticamente normal. ¿Cómo se encuentra?
—Bastante bien. He tenido la suerte de tener un trabajo que he podido seguir haciendo, que me encanta y que me ha mantenido muy entretenida durante todos estos meses, lo que me ayudado a no estar dándole vueltas a una situación que al final es la que es. Un problema de salud cuya evolución es favorable y si todo va bien, a final de enero acabaré con la quimioterapia y pasaremos a tratamientos menos agresivos. Los seis meses que llevo de tratamiento me han pasado muy rápido; he tenido muchísimo apoyo del equipo de gobierno y de la ciudadanía y físicamente he tenido la suerte de llevar muy bien la quimio.

—En muchas ocasiones criticamos a la sanidad pública y en Formentera especialmente reivindicativos con lo que tiene que ser el hospital de la isla, pero en este caso usted ha manifestado su satisfacción por el trato recibido en un tema tan serio como el suyo…
—Desde el primer momento en el que se detecta el cáncer se ha seguido un protocolo muy exacto y, en ese sentido, he manifestado y lo sigo haciendo mi satisfacción con el personal. Pero debemos seguir reclamando servicios como el de la hemodiálisis ya que es insostenible que tres pacientes de nuestra isla tengan que desplazarse tres veces por semana a Can Misses para recibir tratamiento. Es evidente que la pandemia ha afectado al sistema de salud y se han resentido las visitas de especialistas a Formentera y después de fiestas vamos a seguir reclamando que la atención primaria deje de ser telefónica y pase a ser presencial, ya que son muchas las personas que se sienten mal atendidas con esta situación que se debe revertir cuanto antes.

—¿Le ha escrito la carta a los reyes magos?
—Sí, por supuesto, como hago cada año.

—¿Y qué ha pedido usted para la isla?
—Puede sonar un poco poético, pero me gustaría que este año tan duro haya servido también como oportunidad para darnos cuenta de muchas cosas de las que probablemente ya no éramos muy conscientes. He pedido menos egoísmo y más solidaridad, como decíamos antes, cuando uno se protege no lo hace solo por sí mismo, lo hacemos también por el resto de la sociedad. Menos lágrimas y más sonrisas y menos enfermedad y más salud.