El carismático Gianni Virgona, originario del lago de Varese, en plena Lombardía, explicó a Periódico de Ibiza y Formentera que acababa de hablar con su hermano. «Su mujer trabaja en una gran superficie, en la que solo pueden entrar 40 personas a la vez y deben mantener una distancia mínima de un metro con el resto de personas». Esta situación se repite en todo el país «y las colas para comprar son impresionantes». Gianni tiene familia en toda Italia, Génova, Rímini y todos cuentan las mismas historias.
El joyero milanés, Lorenzo Pepe, afincado en La Mola desde hace décadas contó que sus padres «están encerrados en el piso en Milán y mi madre está enfadada porque se aburre como una ostra».
Su hermano no puede visitarlos por las restricciones y «tiene muchísimos problemas en el trabajo. Es una oficina con más de 60 empleados y están decidiendo qué hacer, si mandan a todo el mundo a casa sin arruinarse».
Y la historia se repite una y otra vez. «Tengo un amigo taxista que no está trabajando, otro es director de hotel y ha cerrado, otro es instructor de natación y la piscina está cerrada, otro hace cursos de percusión en las escuelas y hace casi un mes que están cerradas», explicó.
La escritora y bloguera italiana, Stefania Campanella, mantiene un fuerte vinculo con su amada Formentera a la que dedicó dos de sus libros, uno de ellos Formentera Non Esiste. Campanella vive en el corazón verde de Italia, en Umbría, donde también han llegado las restricciones. Lo que más apena a Stefania es que tiene un billete para venir a Formentera en mayo y han cerrado los aeropuertos. «Espero que esto se arregle y poder pasar unos días en la isla». Confiesa que a ella particularmente la medida no le afecta especialmente. «No tengo hijos y por tanto el cierre de las escuelas no lo hemos notado. Además siempre trabajo en casa, así que estoy acostumbrada a hacer vida hogareña. Eso sí, la economía se ha parado completamente, nadie está trabajando».
A la escritora le parece «un poco exagerada» esta medida, aunque señaló que «habrá que respetarla». Asimismo indicó que el principal problema «está en los hospitales, que están desbordados y no dan abasto».
Pippo Vulpis es un italiano de Bari que hace más de 20 años que vive en Formentera y manifestó que «los italianos no dejan de preguntarme qué es lo que va a pasar en la isla con este asunto, y si realmente estamos preparados». «Yo diría rotundamente que no», apuntó.
2 comentarios
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Italia a sido siempre u n mal para la isla...se perdio la essencia de donde viviamos...siempre trajeron cosas malas...no son los mejores los que vienen sino los mas malos o jodidos ....no respetan nada...van a la suya y por si ellos fuera formentera seria otra provincia de milan....se infectaron y huyeron como covardes de su pais para infectar todos los paises ...solo pensaron en ellos yno en los demasse trajeron consigo a cada rincon del mundo la enfermedad....si por mi fuera se pueden ir a su pais y dejarnos enpaz..eran mejor los alemanes....estos solo comen en sus bares y se lo traen todo de su pais sin pasar tasas ni aduanas.... y asi tb se llevan el mismo beneficio hacia italia...solo resta aqui los desechos y contaminacion.....
Por mi pueden volver por donde han venido. Por culpa de Italia estamos aquí como estamos.