Como para tantos y tantos artistas, Formentera fue el hogar de Georgia Pine durante gran parte de su vida. Nacida en 1941 en Oregón (EE.UU.), conoció la isla muy joven, a mediados de los años 60, y aunque en un primer momento continuó su travesía por el mundo, finalmente en 1974 volvió, en esta ocasión para quedarse.
En la menor de las Pitiusas comenzó a dedicar tiempo y esfuerzo al mundo de la pintura y conoció a su pareja, el pintor de nacionalidad belga François Mennes.
Georgia falleció en 2010 a causa de una neumonía, pero su memoria seguirá viva gracias a François, quien ha impulsado estos días un homenaje en forma de exposición, que sirve también de escaparate para el libro que él mismo ha dedicado al arte de quien fue su compañera de viaje durante tantos años.
«Si alguien compra un cuadro se queda en su casa y ya está; a través de este libro muchas personas podrán disfrutar de sus pinturas en cualquier momento», declaró Franços Mennes.
Tanto en la exposición como en el libro podremos encontrar una selección de pinturas al óleo y acuarelas que Pine creó entre 1980 y 2010. Treinta años de vida reflejada a través de los lienzos donde Georgia relata, según François, «su mundo»: gatos, flores y la inspiración de Formentera, sobre todo a través de su participación en el mercado de la Mola.
Una obra, además, de calidad y «bien conservada», según Mennes, gracias al uso de buenos materiales y un buen mantenimiento. La muestra estará abierta al público en la sala de exposiciones de Sant Francesc hasta el próximo sábado, 30 de marzo, y allí mismo se puede adquirir el libro que, no obstante, seguirá a la venta una vez finalice.
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