El conseller balear de Medi Ambient, Vicenç Vidal, visitó ayer la balsa, acompañado por el vicepresidente del Consell de Formentera, Bartomeu Escandell, y representantes de la Comunidad de Regantes de la pitiusa menor.
Las intervenciones que se han llevado a cabo ha sido la puesta a punto de la desaladora, las bombas de impulsión, la red y los hidrantes, así como el rescate de la contratación del suministro de energía eléctrica para poner en marcha las instalaciones y comprobar el estado general del riego. Está previsto que este mismo año la balsa de regadío comience a funcionar a falta de realizar una gestión eléctrica antes de hacer la prueba final y «conseguir cerrar el ciclo del agua», apuntó. Durante la visita, Vidal explicó que esta inversión se ha realizado «porque desde que se construyó esta infraestructura en el 2009, el paso del tiempo y el hecho de que no se haya puesto en funcionamiento lo han deteriorado». Con la infraestructura en marcha se pretende dar «un impulso y una oportunidad» a los usuarios para utilizar agua regenerada para los cultivos. El Ejecutivo balear ha recordado que el Ministerio de Agricultura y Pesca finalizó y recepcionó dichas obras en 2009, que tuvieron un coste de nueve millones de euros.
El proyecto inicial consistía en la instalación de una estación de bombeo, filtraje y desinfección y de una red de distribución para dotar a 81 hidrantes de regadío, además de una desaladora. La red permite regar una superficie de 114 hectáreas de forrajes.
En el proyecto ya se indicaba la necesidad de construir una balsa de acumulación del agua regenerada de 88.076 metros cúbicos para optimizar el caudal de la estación depuradora de aguas residuales (EDAR) y permitir cubrir totalmente las necesidades hídricas de los cultivos.
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