El objetivo está claro: acabar la temporada tan bien o mejor que el pasado verano del 2016, un año que marcó el inicio de una recuperación económica y turística que, a decir verdad, tampoco había hecho excesiva mella en la menor de las Pitiusas, donde todo lo concerniente a la crisis, sin escapar de la realidad, siempre se ha vivido de una manera relativa.

La intención, por tanto, es repetir los buenos frutos del año pasado, pero todo ha de tener un inicio y éste fue el pasado puente del 1 de mayo, inicio oficial de la temporada turística. Días después, las valoraciones resultan bastante positivas, ya que a pesar de algún episodio de mal tiempo, los negocios formenterers han visto cumplidas sus expectativas en estos primeros días de temporada. Es el caso del Hostal Bellavista de la Savina, un negocio que abre durante todo el año. «En invierno tenemos de huéspedes a gente que viene a hacer diversos trabajos a Formentera en diversos sectores, mientras que en verano acogemos a turismo de playa, sobre todo italiano y español, pero también a jubilados del norte de Europa», cuenta Rocío Pavón, la recepcionista del establecimiento, que afirma que en este primer puente «se ha empezado a notar un poco el movimiento en el entorno de la Savina. Se empieza a notar la llegada de más gente, tanto excursionistas como gente que llega para estancias de una noche».

En Cala Saona, el establecimiento hotelero del mismo nombre abrió el viernes del puente y su responsable de recepción, Christine García, confirma que han acabado llenando. «Nos ha ido muy bien, no solo a nivel de hospedaje sino también en los otros servicios como el bar y el restaurante. El Hotel Cala Saona ha experimentado grandes cambios los últimos años y también ha cambiado su clientela. «La gente que nos viene ahora es clientela de nivel medio alto, con un 60% de ocupación de españoles durante toda la temporada, apunta Christine. Cala Saona no trabaja con touroperadores, sino que se mueve por las reservas en internet.

De esta manera, a banda del cliente nacional, tiene un porcentaje similar de clientela francesa e italiana, aunque también acogen turistas portugueses, ingleses y alemanes.

Compras y restauración

La gastronomía también es una parte importante y apreciada por los visitantes y restaurantes como el Real Playa de Migjorn, que basan su oferta en el pescado fresco y el producto de proximidad, han tenido también un inicio de nota alta. «Este fin de semana pasado fue de ocho tirando a nueve», puntúa María José Mayans, hija del fundador del restaurante y alma mater del local. «Ha habido bastante gente. Quizá el sábado algo menos, porque el tiempo no acompañó, pero el resto de días, con el sol y la bonanza, la gente ha salido».

Los turistas también se han dejado ver por las tiendas, como la Acacia de Sant Francesc, donde la moda, sobre todo femenina, y los complementos han atraído una variada clientela. «Mucha gente de la península y de aquí de la isla también, además de alemanes e italianos», explica Cristina Gil, socia de la tienda, mientras muestra algunas de las prendas que podemos encontrar en el local. «Abrimos a principios de abril y en el puente del 1 de mayo sí que hemos notado un incremento importante de gente», asgura Gil.

Inicio de temporada prometedor pues en la pitiusa del sur, un comienzo que la totalidad de los cuestionados espera que tenga continuidad para los meses que quedan hasta el aún lejano octubre, que es cuando podremos valorar si las esperanzas se han tornado realidad.