Según apuntó ayer Edgar Camarós a este medio, «los hallazgos de es Cap de Barbería demuestran que esa gente vivía al límite, con un nivel de supervivencia extremo pero, a pesar de ello, ofrecían ritos funerarios como se demuestra en el hallazgo en la cueva 127 de dos cuerpos que fueron enterrados con abalorios como collares, vestidos y acompañados de piezas cerámicas, lo que confirma una serie de rituales a los que se les daba gran importancia».
Consultado sobre si existe relación con el sepulcro megalítico de Ca na Costa en es Pujols, Camarós comentó que, «en ese caso se trata de un monumento» que podría indicarnos que en la isla habitaron varios grupos con diferencias sociales y en etapas que distan en una o dos centurias. Mientras, en el caso del poblado de es Cap de Barbería los hallazgos hablan de una economía de supervivencia que a la hora de un fallecimiento realizaban el entierro en el extremo opuesto de la isla, trasladando a los difuntos a pie o en las embarcaciones de que disponían. Además, se sabe de ellos que en su dieta figuraban el pescado y marisco por lo que desarrollarían artes de pesca y que acudirían a Cala Saona o en la zona de la cueva de Sant Valero en Migjorn «de donde probablemente también extraían agua para beber».
El arqueólogo añadió que se encuentran en la fase de análisis para conocer el origen genético de los primeros pobladores de Formentera y que no descartan, en el caso de la cueva de La Mola, que haya enterrados otros cuerpos en una sala más grande.
En el encuentro se exhibieron además los bocetos de la ilustradora Yolanda Gómez, que acompañarán el trabajo divulgativo.
Para hoy a las 13.00 horas está prevista la presentación de la quinta y última campaña arqueológica en el yacimiento de es Cap II.
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