Catorce afortunados disfrutaron durante este domingo por la mañana de una de las mejores inmersiones que se pueden realizar actualmente en todo el mundo gracias al centro de buceo Scuba Ibiza: el descenso a la Plataforma Mariana, una piscifactoria flotante de Formentera donde se criaban doradas, que se abandonó hace más de 20 años y que, finalmente, tras varios temporales acabó por hundirse definitivamente en 1997.
Según los organizadores de la actividad, esta plataforma es una de las cincuenta mejores inmersiones de pecio en todo el mundo y un lugar único en España. Algo que se debe, fundamentalmente, a que el buceador se encuentra durante su excursión con «una gran variedad de especies y un paisaje de ciencia ficción que para muchos visitantes se asemeja a una estación espacial abandonada». «Es una enorme estructura hexagonal de hormigón armado, situado en la cara poniente del islote de Espardell, a unos 20 minutos de navegación de Eivissa, y en él se puede nadar junto a serviolas, morenas, congrios, bancos de barracudas, meros, cabrachos o cigalas mediterráneas», aseguró Yaqui Nennes, uno de los propietarios de Scuba Ibiza.
Nadando con barracudas y morenas
Precisamente buena parte de esta particular fauna la pudieron disfrutar en primera persona los catorce privilegiados que participaron en la inmersión y que partieron desde el puerto de Eivissa en torno a las nueve y media de la mañana. «Con el paso del tiempo, esta plataforma se ha convertido en el hábitat artificial de muchas de estas especies marinas, sobre todo en uno de sus lados donde se encuentran las columnas que servían como flotadores cuando aún funcionaba, y por eso es normal que el buceador se encuentre en su viaje con centenares de barracudas, que se han acostumbrado a nadar tranquilamente por su nueva casa y junto a los visitantes sin hacerles absolutamente nada», explicó con una gran sonrisa el propio Nennes.
Además, otro de los alicientes que cuenta el descenso a la Plataforma Mariana es que, según los responsables de Scuba Ibiza, es apta para un público muy amplio. «Es una inmersión relativamente sencilla, que puede disfrutar buceadores de todos los niveles, porque todos aquellos que empiezan se quedarán en unos diez metros, donde ya se puede disfrutar de muchas cosas, mientras que los más expertos pueden llegar tranquilamente hasta una bajada máxima de 33 metros de profundidad, que es donde se encuentra hundida esta plataforma desde el año 1997», confirmó Yaqui Nennes.
Quizá por todo ello, el descenso a esta plataforma ya mítica entre los aficionados al buceo de todas las edades se encuentre entre las más demandadas de los centros de la isla. «Bajar a nadar entre los restos de este paisaje inolvidable y entre cientos de peces de todos los tipos y tamaños, es algo que no puede faltar en el curriculum de un buen buceador», concluyó Nennes, con una gran sonrisa tras regresar de la inmersión de este domingo.
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