Uno de los grupos participantes cocinando. | Toni Planells

La octava edición de la Fira del Calamar de Sant Carles logró congregar a miles de personas, desafiando las amenazas de lluvia que cubrieron la isla desde primeras horas de la mañana. Pese a los cielos nublados y el suelo aún húmedo, los habitantes y visitantes de la isla no se desanimaron y acudieron en masa para disfrutar de esta ya emblemática celebración gastronómica, donde el calamar es el gran protagonista.

El evento comenzó a mediodía, cuando los primeros asistentes empezaron a ocupar el centro del pintoresco pueblo de Sant Carles. Aunque al inicio la afluencia fue pausada, el ambiente fue cobrando vida poco a poco. En total, se inscribieron unas 22 agrupaciones para participar en el concurso de recetas con calamar. El éxito fue tal que se emplearon unos 1.500 kilos de calamar con los que se prepararon unas 14.000 raciones.

Con sus ollas, sartenes y fogones, cada equipo aportó su toque distintivo a la feria, generando un verdadero espectáculo culinario que combinaba tradición, innovación y hasta cierto atrevimiento en las recetas.

La feria estuvo repleta de opciones para todos los gustos, desde la clásica frita de calamar ibicenca, una receta de calamar frito al estilo tradicional, hasta el castizo bocadillo de calamares, y propuestas más arriesgadas, como la que presentó Casa Bella. Este equipo fue de los que más sorprendieron, integrando el calamar en un inesperado postre: una tarta de queso con tinta de calamar que desató la curiosidad de los asistentes. Además, ofrecieron innovadores gnocchi y pizzas donde la tinta se incorporaba en la masa, añadiendo un toque de color y sabor distintivo a su stand.

Otros participantes optaron por recetas más clásicas, como el equipo de Es Baret, que prefirió presentar un bocadillo y calamares rebozados, destacando que no requerían «más florituras» para resaltar los sabores naturales del producto. También hubo quienes se inclinaron por la fusión de sabores ibicencos, como el equipo de Blue Squids, quienes añadieron sobrasada a su receta bajo la filosofía de mar y campo, idea que compartieron otros equipos como el de Sa Trujeta.
La receta más elaborada y disputada del certamen fue sin duda la frita de calamar, en la que muchos equipos pusieron su toque especial. Los Sant Jordi Brothers, por ejemplo, presentaron una versión a la que denominaron «delicatessen», asegurando que su receta incluía calamares «pescados por Gerardo Llogat», dándole un toque casero que cautivó a más de un visitante.


Los ganadores

El jurado lo tuvo difícil, pero tras mucha deliberación los ganadores en la categoría profesional fueron Restaurante Mei con su bao de calamar (primera posición), seguido por el Bar Es Poble con su mítica frita de calamar y, a continuación, Atelier del Gusto con unos tallarines con salsa y calamar. En la categoría amateur, el primer clasificado fue la colla Blue Squid con la frita de San Carlus, seguida por Antares y su bocata de calamar y, en tercera posición, los Sant Jordi Brothers con una frita de calamar jordiera.

Los seis ganadores recibieron como premio una escultura de la empresa ibicenca Frigolades y un delantal conmemorativo.