El calor no puede con la tradición de las Festes de la Terra de Ibiza. | Irene Arango

A pesar de las altas temperaturas, los componentes de la colla de Sa Bodega no escatimaron esfuerzos este sábado para contagiar a residentes y visitantes su pasión por el folklore. En una de las tardes del año en las que la ciudad de Ibiza está más concurrida, la tradicional desfilada de carros ibicencos despertó el interés de todo aquel que se cruzaba en el trayecto. Se trata de una de las actividades que comenzó a organizarse hace unos años con motivo de las fiestas patronales y que no ha dejado de incluirse en el programa del Ayuntamiento de Eivissa.

Cata Prats, presidenta de Sa Bodega, destacó que en el desfile participaron cerca de 35 miembros de la agrupación repartidos en nueve carros. Dos jinetes a caballo cerraban la comitiva que fue captada por decenas de teléfonos móviles en manos de turistas, principalmente.
En la cofradía de pescadores, los carreters recogieron a los payeses y payesas y comenzaron el paseo por la avenida de Santa Eulària para recorrer después las principales calles del casco histórico de Vila, los andenes del puerto, dar una vuelta al monumento a los Corsarios y acabar en el paseo de Vara de Rey donde se realizó la ballada pagesa. En el primer carro, el sonador Toni Marí Rota enarbolaba una gran bandera de Ibiza.

Por donde minutos antes habían circulado los grandes vehículos de lujo que suelen verse en verano por las calles de Vila, pasaban después los tradicionales carros ibicencos, recuperándose así una vieja estampa de la isla. Al mismo tiempo, artesanos de la colla participaban en el encuentro de oficios tradicionales de Ibiza celebrado en Vara de Rey. Entre ellos, Juan explicaba a los interesados cómo comenzó a encordar sillas y en qué consiste su labor. Aunque empezó a hacerlo como una afición, «ahora ya hago más de 500 sillas al año». Según este artesano, solamente tres personas en Ibiza conocen los secretos de esta práctica artesanal, aunque a partir de octubre impartirá un taller con la colla de L´Horta de Jesús para todos los interesados en aprender.

«Mi suegro, cuando me casé, me regaló 24 sillas, pero me dijo que si me quería sentar, ya sabía lo que me tocaba hacer», comentó Juan, cuyo padre también conocía este oficio.
Recién llegada del mercado artesanal de Sant Josep, Margalida confeccionaba espardenyes en la feria de Vila: «Me parece preciosa, pero deberían hacerla más de una vez al año porque da mucha animación». «Cuando digo a la gente el precio de las espardenyes se asustan, pero es que está hecho todo a mano», señaló Margalida, quien lamentó que la escasez de pitra para confeccionar este calzado es cada vez más preocupante. Inés y su hija Victoria, residente en Suiza, visitaban los puestos y aseguraban que «la feria está preciosa y es una muy buena idea ponerla aquí».

También Melani y Edén recorrían el paseo «porque nos gusta siempre participar de las fiestas».
Más tarde, la colla Sa Bodega deleitó a residentes y turistas con una excelente demostración de ball pagès. También en Vara de Rey se pudo disfrutar del paso de la procesión de la Virgen de las Nieves, que se dirigía hacia la Catedral, donde este lunes se celebrará la solemnidad de Santa María.