La polifacética artista ibicenca Josefina Torres (Ibiza, 1969) acaba de inaugurar una nueva exposición de pintura en la Casa de Cultura de la localidad alicantina de Pedreguer. Se trata de una muestra que ha sido promocionada por la Fundació Baleària dentro de su programa Llotges de la Cultura y podrá visitarse hasta el próximo 30 de enero.
Según ha explicado la propia Torres a Periódico de Ibiza y Formentera este viernes por la mañana la muestra supone una continuación de la exposición Llaurant l'eteri que se pudo ver con gran éxito en la sala Sa Nostra de Ibiza durante el pasado mes de septiembre con motivo del galardón Vuit d'agost que ganó la pintora.
En este sentido, la ibicenca ha escogido el título de la muestra inspirándose en una poesía de la poeta italiana Alda Merini «en la que asegura que crear poesía es como labrar las palabras aunque trasladándolo a la parte pictórica». No en vano, para Torres pintar «es como labrar el lienzo o el papel mediante grietas que son como surcos que atraviesan lo etéreo, lo intangible y lo inmaterial» que representa a través de colores azules que relaciona con el mar, el cielo o el alma.
En esta ocasión, ha seleccionado 30 cuadros «abstractos y conceptuales» que pertenecen a su última serie de grietas y que llevan por nombre Clivella Primigènia.
En ellas, según la pintora, ha experimentado con varias técnicas de collage y rasgado del papel, lienzo o cartón siempre usando el acrílico, tanto de modo más disuelto, casi acuarelado, hasta más espeso y en grumos. Además, Torres no ha empleado pinceles, excepto para los fondos uniformes y monocromos, decantándose por manchas caóticas y casuales que reconduce o mezcla al azar «creando universos y mares de azules normalmente mezclados con negros, para darles un sentido más dramático».
Así, la pintora y poeta ha recordado que la grieta es para ella «una metáfora de la crisis personal, de la ruptura existencial, de aquellos momentos que representan un antes y un después en el desarrollo de un ser humano» y al mismo tiempo «significa una pérdida y a la vez el inicio de una nueva búsqueda, proceso en el que siempre estamos sumergidos los artistas en busca de nuevos caminos de expresión».
Incluso, también simbolizan «las cicatrices del alma como metáfora de las huellas que deja el sufrimiento, no físico sino mental y espiritual, a lo largo de la vida». Y es que según Torres, «la cicatriz contiene belleza al ser una impronta de una batalla ganada, y por lo tanto un costura de la memoria».
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