Ya dije, cuando aquello ocurrió, que echar a la Cifuentes por el máster y mangar dos cremas que eso iba a tener serias complicaciones para los políticos futuros porque quien esté libre de culpa que tire la primera piedra. Quién no ha llegado tarde al colegio o al trabajo, o a quién no le han dado la cuenta equivocada a su favor de un restaurante y no ha dicho ni mú. Y eso es lo que les está pasando al gobierno de Sánchez y al propio Sánchez, aunque su tesis doctoral no es un plagio leve sino algo bastante gordo en el sentido de que van apareciendo más textos introducidos cada día hasta el punto que la duda es si el presidente de Gobierno llegó a escribir una sola línea de su tesis doctoral o se limitó a escribir su nombre en la portada ‘Pedro Sánchez-Castejón’ y por eso lo hicieron doctor, porque hasta el título de la tesis Innovaciones de la Diplomacia Económica Española parece estar copiado de un colega del Tribunal que lo doctoró. Ahora, tras el máster de la Montón, la que pende de un hilo es La Lola, o sea la ministra Delgado, que era muy amiga de Balta (el juez universal Garzón) y que tenía confidencias (supuestamente) con el procesado Villarejo que siempre llevaba la grabadora encima hasta para ir a cagar. La Lola, cuando le han preguntado, los periodistas por sus palabras soeces hacía Grande Marlaska (recogidas por la grabadora de su supuesto amigo el excomisario Villarejo) ha visto todo como un contubernio y ha dixit que «Nadie va a impedir que sigamos trabajando por la gente». Estos chicos no tienen precio: o mienten o hacen demagogia, o lo que es peor, hacen las dos cosas a la vez.