15/05/22 3:59
Se volvió a vivir la misma situación este viernes en Sant Jordi. Una monja tuvo que regular el tráfico ante las modificaciones adoptadas por el Ayuntamiento de Sant Josep. Nadie cuestiona que dichos cambios serán positivos para Sant Jordi, que los vecinos los han reclamado, pero es totalmente surrealista que una monja tenga que regular el tráfico para proteger a los alumnos del colegio religioso de Sant Jordi. Quizás el Ayuntamiento podría plantearse destinar más efectivos policiales y regular el tráfico. Sería más fácil.
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