Un camastro en un pasillo

La temporada turística en Ibiza está a punto de arrancar y con ella emergen nuevamente ofertas de alojamiento para trabajadores que desafían toda lógica. Este diario informa de la publicación de un anuncio que ofrece literas en un antiguo restaurante de Platja d’en Bossa, por la desorbitada suma de 2.000 euros mensuales, gastos de electricidad aparte. Este tipo de ofertas abusivas no son nuevas en la isla. En años anteriores hemos visto casos de alquileres de colchones en balcones o bañeras. También se llegó a ofrecer la posibilidad de dormir en una furgoneta, el interior de un coche, una tienda de campaña e incluso un tipi, la tradicional tienda de los nativos norteamericanos. No tardaremos en ver el arrendamiento a precio de oro de una típica yurta de los nómadas de la estepa de Mongolia. Esto es lo que les espera a los trabajadores de temporada que vengan a hacer la temporada sin contar con alojamiento, ante la gravísima crisis de vivienda que sufre Ibiza. La codicia se abre paso inexorablemente, como cada año por estas fechas. Y todavía habrá quien diga que quienes ofrecen tan aberrantes alojamientos a los curritos de turno, lo hacen muy generosamente, pues un apartamento de 70 metros cuadrados en Platja d’en Bossa puede escalar hasta los 1.680 euros semanales durante la temporada alta. Un restaurante de 350 metros cuadrados se alquila por 2.000 euros al mes, que es lo que en el caso que nos ocupa se pide por una sola cama. El mercado del alojamiento en Ibiza hará estragos este verano y entre todos harán bueno al dueño del chalé patera de Sant Antoni. Proliferan las ofertas de infraviviendas y camas calientes a precios abusivos, lo que hará que el año próximo sea todavía peor. Pocos serán los que, habiendo vivido la experiencia, quieran repetir. Así, los trabajadores que sostienen la industria turística de la isla sólo vendrán si se les garantiza un alojamiento digno.