Los vecinos han puesto piedras en los aparcamientos más concurridos de la zona. | Irene Arango
La drástica, pero entendible decisión de cerrar todos los accesos que han tomado los propietarios de los terrenos de Cala d’Hort y los más cercanos a la zona donde ver la puesta de sol en es Vedrà es una demostración más que, ante la inacción de las diferentes administraciones públicas, los vecinos deciden actuar y poner remedio a un problema. Tienen razón los vecinos en afirmar que esta caótica situación de colapso circulatorio y de personas viene de muy lejos, que se ha fomentado con videos promocionales de las instituciones en los que aparecen idílicas puestas de sol de es Vedrà como si fuera un acceso público y que se ha desmadrado con la explosión de redes sociales y ese afán de tener la foto más emblemática de Ibiza cueste lo que cueste y le pese a quien le pese, incluso invadiendo propiedades privadas y orinando en las fachadas de las casas o tirándoles piedras a los vecinos que recriminan estas actitudes salvajes a los turistas. En esta misma línea, los llamados influencers o ‘creadores de contenido’ hacen un flaco favor, a la vez que muchas veces se roza el ridículo por lo impostadas que son las imágenes, cada vez que cuelgan un video en esta emblemática zona, como tantas otras de Ibiza. Y es que en la cultura de no querer perderse nada, de la inmediatez y de la imagen perfecta, todos quieren viajar a Ibiza para demostrar al mundo que han estado aquí aunque eso implique viajar en lowcost, comer ‘de latas’, no dormir o dormir en el aeropuerto y pisotear a los ibicencos en su día a día. Quizá sea el momento de replantearse la estrategia de promoción turística para los años venideros de una Ibiza que, a veces, parece que se rompe por los cuatro costados.
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