Desestacionalización. Repita conmigo… desestacionalización. Y una más… de... ses... ta... cio... na... li... za... ción. Solo así va a conseguir decirla bien del todo, sin trabarse, y de forma elegante. Porque a estas alturas, después de varios días intensos en la Feria internacional de turismo FITUR 2025, no cabe ninguna duda que esta es la palabra estrella de la delegación pitiusa que ha acudido hasta el Recinto ferial de Ifema de Madrid para promocionar a los profesionales del sector y al público en general las bondades tanto de Ibiza como de Formentera.
Preguntes a quien preguntes, hables con quien hables, todos hablan de lo mismo… hay que alargar la temporada como sea. Conseguir atraer turistas durante todo el año fuera de los picos más importantes de junio, julio y agosto, y que, sobre todo Ibiza, no se sature tanto como estos últimos años. Conseguir, según los que saben del tema, atraer también otro tipo de turista más respetuoso con el medio ambiente, con las tradiciones, con la cultura o con el deporte y que se deje de hablar únicamente de nuestra fiesta y nuestro desfase por más que luego, se reconozca abiertamente de que tenemos «el mejor ocio del mundo».
Y todo ello, convencidos también de que las pruebas deportivas pueden ser un aliciente claro para conseguirlo. De momento ya hay ocho pruebas que organiza el Consell d’Eivissa y que son catalogadas de Interés Turístico y que además cuentan con embajadores de lujo que se dejaron ver el jueves por la tarde en el Movistar Arena de Madrid. Ciclismo, náutica, trail, maratón… y con ellos más de 12.000 atletas más todos sus acompañantes fuera de los meses fuertes, ya que está previsto que se celebren en febrero, abril, octubre o noviembre. Algo que, según las instituciones, demostrará al mundo que «Ibiza es un destino único para la práctica deportiva».
Todo eso está muy bien. Es magnífico apostar por el deporte antes que por las drogas, porque es sano y da muy buena imagen, pero al final la pregunta es si la isla está preparada fuera de temporada para acoger a toda esa gente que vendrá en fines de semana puntuales o durante la Semana Santa. Porque, estas cosas, si no se organizan bien pueden originar muchos problemas para los residentes del día a día como ya vimos a finales del mes de septiembre con la Ibiza T100 Triatlón que originó tal follón que incluso la organización tuvo que pedir disculpas. Y es que no podemos olvidarnos que vivimos en una isla que es como es, que no puede crecer más en distancia y dimensiones, con las carreteras que tenemos y que, nos guste o no, al final cualquiera de estas pruebas supone un incordio para buena parte de la población de la la isla que, después de unos meses muy intensos de trabajo, solo piensa en descansar, relajarse y disfrutar de Ibiza con tranquilidad.
Esa parte de la población, cada vez más numerosa, que está cogiendo manía a los turistas porque los ve como invasores aunque no tenga más remedio que soportarlos algunos meses de verano para luego disfrutar en sus calas de toda la vida, su rincón preferido o con sus tradiciones intentando recuperar la esencia más pura de Ibiza. Y todo ello sin que miles de ciclistas aparezcan por todos lados en mitad de la montaña, sin carreteras cortadas para que unos señores recorran los distintos municipios de Ibiza o sin un lugar en el puerto porque lo han copado embarcaciones llegadas de todas partes del mundo. O si me apuran, sin sitio en su bar de toda la vida para desayunar, porque también, fuera de temporada hay turistas por todos lados. Esos que tienen la sensación de que no es necesario tener la isla llena todo el año porque también tienen derecho a desconectar y disfrutarla ajenos a todo lo que genera el turismo. Esos que creen que si se estira mucho la cuerda al final puede romperse… que la vaca llegará un momento que no dará más leche, que Ibiza puede acabar muriendo de éxito, y sobre todo que a lo mejor no es necesario seguir insistiendo en que vengan más y más visitantes sea cual sea la época del año. Esos que creen que la desestacionalización no es buena, que solo traerá problemas, y que llegará un momento, cada vez más cercano, en el que aquí ya no podrá vivir nadie. Que Ibiza acabará siendo un parque temático solo pensado para el de fuera.
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