Que el doctor Francisco Vilás, empresario querulante y propietario de la Policlínica Nuestra Señora del Rosario, pierda causas judiciales, no es noticia y no debería este periódico publicarlas, porque es lo normal y lo habitual. Noticia sería que las ganase, porque sus derrotas en el ámbito jurídico son tan habituales como las goleadas del Barça al Madrid en esta temporada. En la ciencia médica no se maneja el reputado galeno con la ligereza con que emprende acciones legales, afortunadamente para los enfermos que se ponen en sus manos y desafortunadamente para los políticos que no hacen lo que él dice. Y es que no se puede saber de todo.
Cualquier persona, por adinerada que sea, sería mucho más cautelosa a la hora de presentar querellas a diestro y siniestro; básicamente porque no resulta barato hacerlo y los honorarios de los abogados y procuradores cuestan su buen dinero. Pero como a Vilás parece que el dinero le sobra, pues se entretiene presentando demandas infundadas que nunca van a ninguna parte, habremos de sospechar que su objetivo no es ganar los pleitos que impulsa, sino empantanar con procesos legales a los gobernantes que no se le someten dócilmente. De este modo, el doctor Vilás ha devenido en abogado de secano, reincidente en sufrir revolcones en los juzgados de Ibiza, cosa que a él no le importa ni poco ni mucho, porque para eso gana su buen dinero con el monopolio de la sanidad privada en esta isla, que es tan pobre hasta en eso. Ya lo dice UC.
Historial de querellas sin éxito
La lista de gobernantes del PP contra quienes Vilás se ha querellado es larga y prueba sólida de su querencia por pleitear penalmente contra todo político que no haga lo que conviene a sus intereses empresariales. La mayoría de demandas están relacionadas con la construcción de un segundo hospital privado en Jesús, en el término municipal de Santa Eulària. Como es natural, Vilás se opone a este proyecto, promovido por el farmacéutico Juan Tur Viñas, porque pondría fin a su monopolio en la sanidad privada de Ibiza y haría peligrar sus ingentes ingresos de dinero público provenientes de los convenios con el Ib-Salut, algo de lo que algún día hablaremos largo y tendido.
Primero fue a por Vicent Marí cuando el actual presidente del Consell d’Eivissa era alcalde de Santa Eulària. Demandó a Marí y a los concejales Mariano Juan y Pedro Juan por prevaricación y malversación. Fracasó. Luego fue a por la sucesora de Marí en la alcaldía, Carmen Ferrer. También pinchó. Y aunque no tenía nada que ver en el asunto de ‘La vida islados’, decidió personarse como acusación popular, junto al PSOE, para poner en apuros a quien ya considera un enemigo a batir a toda costa: Vicent Marí.
Estrategia torticera
Para que nadie se llamase a engaño respecto a sus verdaderas intenciones, Tito Vilás exigió públicamente que el PP suspendiese de militancia a Carmen Ferrer y a Vicent Marí, lo que les hubiera impedido ser candidatos a las elecciones. Desveló así su estrategia sin el menor pudor. Viene al caso que recordemos también que el abogado contratado por el querulante doctor Vilás fue Pedro Horrach, el exfiscal anticorrupción que ejerció la acusación en el caso Nóos contra Iñaki Urdangarin, entonces cuñado del rey Felipe VI y marido de la infanta Cristina de Borbón. ¿Y a que no saben quién fue el abogado que representó a la interventora del Consell, Marian Tur Díaz, que acusó a Vicent Marí de acoso laboral, coacciones y lesiones? ¡Bingo! Pedro Horrach, abogado de Vilás. También fracasó.
Con todas estas evidencias, es pertinente cuestionar las verdaderas intenciones del doctor Vilás al embarcarse en tantas querellas. No busca justicia, sino obstaculizar y presionar a las autoridades y funcionarios públicos que no se alinean con sus intereses. Su estrategia puede interpretarse como un intento de mantener su posición dominante en el sector sanitario privado de Ibiza, utilizando el sistema judicial como herramienta de intimidación.
Es irónico que alguien con una formación médica y una posición destacada en la sanidad balear dedique tanto tiempo y dinero a batallas legales infructuosas. Mientras que en el quirófano el doctor Vilás demuestra gran competencia y una profesionalidad fuera de toda discusión, en el ámbito legal sus esfuerzos parecen estar más orientados a proteger sus intereses personales a base de querellas sin fundamento que persiguen triturar el prestigio de los políticos que no hacen lo que él quiere. Sería más beneficioso para todos que centrara sus energías en lo que de verdad sabe hacer bien, en lugar de entablar litigios que sabe perfectamente que va a perder. No merece la pena seguir poniéndose en ridículo ante todo el mundo.
3 comentarios
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Este buen hombre lo excusa todo en que le tienen envidia. Y que envidia hay que tener a esa cosa? Que tiene para dar envidia a nadie? Lo que da es mucha pena a algunos pocos y a otros mucho asco. Por que si es por dinero, habría que ver también que es lo que de verdad tiene ademas de mucha chuleria mala educacion y prepotencia una vez descontadas las deudas.
Los periodistas, como los jueces, deberían ser todos de carrera
Al final el hospital de Jesús no tiene ni la primera piedra. Ha perdido menos dinero en abogados y procuradores del que estaría perdiendo si ya estuviera dicho hospital en pie. Lawfare de manual.