Un grupo de personas paseando por la ciudad de Ibiza. | Arguiñe Escandón

A menos de dos días para que acabe el año, toca hacer balance de un 2024 intenso en las Pitiusas. Unas islas que viven del turismo pero que desde hace tiempo la llegada masiva de visitantes en verano no asegura bienestar y progreso para sus residentes. Décadas atrás, tener trabajo durante todo el año o incluso solo de temporada era sinónimo de prosperidad para las familias. Poco a poco uno iba ahorrando para llegar a sus objetivos vitales: un viaje al extranjero, un coche, un piso ... Y ahora, sin darnos cuenta, familias con dos buenos salarios a duras penas sobreviven en unas islas con unos precios desorbitados, donde ir al supermercado supone un hachazo para el bolsillo, la mayor parte de las viviendas que se construyen son para ricos y donde ser funcionario no te asegura nada. ¿Dónde está la cámara oculta? Mientras, siguen llegando piratas sin escrúpulos que desembarcan cada 1 de mayo para marcharse el 30 de septiembre con los bolsillos llenos y dejando deudas y pufos por donde pasan. ¿Despertaremos algún día o solo cuando ya sea demasiado tarde? Mi mayor reconocimiento es para los pequeños y medianos empresarios y para los autónomos. Gente que lo arriesga todo, que no duerme dándole vueltas a cómo lo hará para pagar a sus empleados a final de mes, que sufre lo indecible para acabar empatando o ganando por la mínima. Se lo merecen todo y no reciben casi nada. Pese a todo, Ibiza y Formentera continúan siendo el mejor lugar del mundo para crecer y vivir, pero ibicencos y formenterenses tenemos que volver a coger las riendas de un futuro que parece desbocado si no empezamos a ponernos serios con según qué comportamientos. ¡Feliz y próspero Año Nuevo!