Hemos empezado el tiempo litúrgico de Adviento. Nos preparamos durante cuatro semanas a la fiesta de Navidad El misterio de paz y amor, es decir el nacimiento del Mesías. Tanto amó Dios al mundo que nos envió a su Hijo para salvarnos a todos. Jesús, por nosotros y nuestra salvación, bajo del cielo, por obra y gracia del Espíritu Santo. Nació de Santa María Virgen.
La palabra de Dios nos habla de la Parusía, o sea de la segunda venida de Jesucristo a este mundo. El Señor nos alerta a que estemos preparados para cuando llegue, porque no sabemos el día, ni la hora. Los que vivimos en este mundo muchas veces vivimos insensibles y despreocupados. El primer Mandamiento nos manda amar a Dios sobre todas las cosas, pero ¿Quién puede decir que amamos a Dios siempre con obras y de verdad? Posponemos a Dios a muchas cosas de esta vida: el prestigio, la fama , el dinero, los placeres, los bienes materiales….Las verdaderas riquezas, los valores auténticos consisten en alcanzar la Vida Eterna. El Señor predice, que, como en tiempos de Noé de igual modo será el final del mundo. La segunda venida del Hijo de Dios se cumplirá en un momento inesperado, sorprendiendo a hombres y mujeres en lo que estaban haciendo: bueno o malo. Sería una gran temeridad esperara al último instante para cambiar de vida y para convertirnos, sabiendo que Él es infinitamente misericordioso y el que muere en pecado mortal se condena y el que muera en gracia de Dios se salvará.
Toda persona normal es responsable de sus actos. Debe haber coherencia entre la voluntad de Dios y la libertad del hombre. Nuestro Padre Dios quiere que todos nos salvemos, pero nosotros debemos colaborar con la voluntad de divina. El Adviento es tiempo de esperanza. Aguardamos la alegre esperanza, la aparición gloriosa de nuestro Salvador. Jesús , por nosotros y por nuestra salvación, bajó del cielo y por obra y gracia del Espíritu Santo, nació de Santa María Virgen.
Si solamente celebramos la Navidad, con banquetes y regalos, excluyendo el misterio de la Natividad del Salvador, no tendría sentido para nosotros, la gran fiesta cristiana y familiar de la Navidad. Si somos cristianos hemos de celebrar con mucha alegría la venida del Salvador. Que el nacimiento de Cristo nos traiga para todos el amor y la paz.