La pasada noche, yendo de Cala Carbó al Cap Llentrisca, donde tenía una cita venusina de salsa y ron, pasé entre Cala d`Hort y el desvío que lleva a la torre del Cap des Jueu, también conocida como torre del pirata Blasco Ibáñez. El pequeño tramo se transformó en una peligrosa carrera de obstáculos, con coches abandonados en mitad de la calzada y legión de criaturas bípedas que avanzarían mejor a cuatro patas. Venían, por supuesto, del mirador del Vedrà, atestado siempre en los veranos del estúpido selfie que ha destrozado la sagrada espontaneidad y la intimidad de los juegos prohibidos.
Opinión
Cita con Venus
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