Vicent Rosselló. | Arguiñe Escandón

La censura ha terminado o eso parece tras la entrevista que dio a Periódico de Ibiza y Formentera  el flamante secretario general de los socialistas ibicencos, Vicent Rosselló. Tras una época oscura marcada por un liderazgo caduco y crispado que les ha enviado de un plumazo a la oposición en todas las instituciones, el PSOE de Ibiza se renueva parcialmente. Rosselló es un soplo de aire fresco con unos modales muy distintos a sus antecesores, sectarios derrotados de manera inmisericorde por el PP de Vicent Marí y José Vicente Marí Bosó.

La renovación ha sido parcial porque todavía la ejecutiva aguanta perfiles cuya economía está únicamente ligada al cargo público. Pilar Costa, Irantzu Fernández o la propia Milena Herrera han convertido el escaño (o algún carguillo a dedo) en su modus viviendi. La expresidenta del Consell se deleita en el Parlament con su show semanal, mientras la discreta Fernández todavía nos tiene que decir si ha hecho algo más allá de firmar el libro de asistencias.

Rosselló tiene como misión marcar perfil propio y alejarse de los chupasueldos que han arruinado a los socialistas ibicencos, caídos en desgracia desde que Vicent Marí saltó de Santa Eulalia. Sus predecesores son un ejemplo a evitar, algo que parece haber entendido al levantar el veto a este grupo de comunicación. La censura tan sólo les ha servido para que salgan por la puerta de atrás y con la cola entre las piernas, mientras este medio y la TEF han seguido creciendo. Jamás nacerá el político que le gane un pulso a un medio de comunicación y alguien tan mediocre como Agustinet no iba a ser el primero.

Volver a conectar con la gente que le ha dado la espalda y ofrecer algo más que servilismo a Sánchez y Armengol es el reto más inmediato que tiene el nuevo PSOE.