Los socialistas baleares no levantan cabeza. Con Armengol amortizada y cercada por la corrupción, Negueruela pugna infructuosamente por ocupar un lugar que Sánchez quiere para Marc Pons.
Esta semana hemos sabido que Iago Negueruela podría estar implicado en una presunta trama de corrupción mientras era conseller, por la que supuestamente habría cobrado la friolera de 25.000€, según ha publicado La Voz de Ibiza. Todo ello para perjudicar a una empresa ibicenca de riesgos laborales en beneficio de otra competidora.
Ahora Negueruela se conforma con ser un matoncillo venido a menos que coletea para sobrevivir políticamente. Se come el curioso marrón de ser el altavoz de lo que queda del partido que aún lidera Francina Armengol, lidiando con las acusaciones que pesan sobre un gobierno que pagó un sobrecoste por mascarillas defectuosas, beneficiando a empresas vinculadas al PSOE de Koldo y Ábalos.
Sin un frente libre de fuego, Negueruela se siente acorralado y por eso ha ofrecido un espectáculo bochornoso en la comisión que investiga este caso. Tirando de su habitual soberbia, el exconseller se atrevió a insultar balbuceante al resto de miembros de dicha comisión, acusándoles de «cobardes» cuando fue él quien salió por la puerta con el rabo entre las piernas para no escuchar las demoledoras conclusiones que dejan a su gobierno completamente hundido.
La humanidad de Patricia de las Heras salió a flote a lágrima viva para reivindicar su valentía cuando incluso estaba embarazada y se enfrentó a los insultos y amenazas de quién tiene cogido por el cuello al partido de Negueruela: los secuaces y terroristas que dominan al PSOE. El exconseller no puede dar lecciones ni de honestidad, ni de valentía; tan sólo de sectarismo y veremos si también de corrupción.
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