Adía de hoy, todos tenemos muy asumido cual es el principal problema que viene afectando
a nuestras islas de Eivissa y Formentera desde hace varios años ya. Se trata de la vivienda y todos estamos pudiendo comprobar cómo la gravedad del mismo sigue creciendo, haciendo que el drama sea cada vez más evidente.

Es el gran problema pitiuso. Afecta por igual a numerosos sectores de nuestra sociedad. La falta de vivienda digna a un precio asequible es la principal causa de la falta de policías
nacionales y guardias civiles en nuestros cuerpos y fuerzas de seguridad, de la falta de docentes en los
centros escolares, de la falta de personal cualificado en el sector turístico, de la falta de médicos en nuestra sanidad, de la falta de personal suficiente en una gran parte de los comercios o negocios de nuestras islas. Todas estas situaciones pasan por la imposibilidad de que se pueda encontrar una vivienda digna y con posibilidades de pagarla con un sueldo normal. Por otro lado se da la circunstancia de que es aquí donde más siguen subiendo los precios de los alquileres y curiosamente, donde más
viviendas de lujo se siguen construyendo.

Se provoca con ello una clarísima contradicción. Habrá grandes mansiones de lujo, lujosísimos establecimientos hoteleros, en cuya puerta se podrán ver un mínimo de cinco estrellas, o numerosos puntos de diversión de autentico lujo; todos ellos pueden acabar viéndose rodeados por asentamientos ilegales de infraviviendas, en las que se verán obligados a vivir todos aquellos que precisamente son los que tienen que estar prestando sus servicios en todos esos establecimientos y mansiones de lujo.
Está empezando la temporada y ya podemos observar como lo que antes eran pequeños asentamientos de varias personas en cualquier lugar y sin autorización, ya se están convirtiendo en asentamientos ilegales que crecen en número y cada vez con más gente. Antes la mayoría de quienes se veían en la obligación de vivir en esos asentamientos, eran personas sin recursos de ningún tipo y prácticamente en la indigencia; actualmente están ocupados por personas que teniendo sus empleos, tienen que vivir en ese tipo de infraviviendas o bien ocupando pequeñas auto caravanas.

Estamos creando unas islas a dos niveles, donde el lujo y la pobreza conviven. Donde algunos lo tienen
todo y muchos de los que están a su servicio, en cualquiera de sus vertientes, pasan grandes dificultades. Tradicionalmente las Pitiusas han sido lugares donde convivían sin ningún problema los residentes, con todos aquellos que nos visitan; los unos necesitábamos de los otros pero
siempre en un entorno digno. Esto parece que va cambiando, hasta el punto que incluso los hijos de los residentes ya se enfrentan a enormes dificultades para seguir viviendo en las islas.

Las recientes manifestaciones ciudadanas, van precisamente en esta línea. No son en ningún caso situaciones de turismofobia. Se trata de reclamaciones sociales que buscan precisamente poder seguir viviendo dignamente de nuestra principal industria. Se trata de no matar el motor de nuestra economía.

Lo que se pide es poder convivir con el turismo, tal como se había hecho siempre hasta la fecha. No puede ser que lo que nos ha permitido vivir muy dignamente siempre, ahora pase a ser la causa de los grandes males que nos aquejan. Es necesario un control férreo; hace falta establecer un límite a nuestro crecimiento y adaptarnos al mismo para poder seguir disfrutando correcta y decentemente todos, residentes y turistas. Y ciertamente todo pasa por eliminar todo tipo de intrusismo que opera en nuestro territorio al margen de la ley. Hay que luchar contra quienes quieren convertir nuestras islas en un mero centro comercial que explotar durante unos meses y dejarlo abandonado el resto del año.

La vivienda es el nexo que une todos esos problemas y ciertamente debemos reconocer de una vez por todas, que solo seremos capaces de salir del atolladero si todos, sin excepción, colaboramos y luchamos por salir adelante. Precisamente esta misma semana el Presidente del Consell Insular d’Eivissa ha reclamado la implicación de todos en la lucha por superar ese problema de la vivienda que nos azota. Pero él mismo debería ser consecuente con esa petición, que todos se impliquen pasa por que todos puedan aportar. La implicación no es el simple apoyo a Lo que una parte dice, es tratar de poner en práctica todas y cada una de las alternativas de cada una de las partes y comprobar de esta forma y
en base a una aplicación real de las diversas opciones, cuales funcionan y cuáles no. La precariedad sigue creciendo y con ello el problema al que debemos enfrentarnos, no podemos mantenernos en el rechazo sistemático de ideas distintas a las propias. Trabajar todos no es decir amén a lo que se impone, es hacer que todos puedan participar.