Manifestación por el día del trabajador el año 2023

Es decepcionante que, un año más, llegue el 1º de mayo, Día Internacional de los Trabajadores, y haya que comprobar la escasa capacidad de movilización de los sindicatos de clase. Sin embargo, a nadie sorprende y pocos dirán que están decepcionados. Lo que más cuesta aceptar es que, en lugar de plantear de forma contundente y ambiciosa sus reivindicaciones, los sindicatos se dediquen a leer el manifiesto que les redactan desde fuera y, aún peor, dediquen buena parte de sus intervenciones a exponer cuestiones políticas que nada tienen que ver con la lucha obrera ni con la clase trabajadora.

Con los enormes problemas que sufren los trabajadores asalariados en las Pitiusas, que todo el mundo conoce pero que no hacen más que agudizarse día a día, y vienen los dirigentes sindicales a hablar de la regeneración política que el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, dice querer liderar, aunque no se lo cree ni él. O a exigir la renovación del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), que es un asunto que está en todas las empresas y centros de trabajo, del sector que sea, y no se habla de otra cosa a la hora del almuerzo. Los trabajadores están verdaderamente angustiados por ello y es una cuestión que impide conciliar el sueño a la inmensa mayoría de ellos. No como la carestía de la vivienda en Ibiza y Formentera, la inflación, la falta de una adecuada compensación de la insularidad, la siniestralidad laboral, la precariedad, etc. Apenas se habló de esto en las manifestaciones, como si el Gobierno de España hubiese dado órdenes a los dóciles y sumisos sindicatos para silenciar los auténticos problemas de los trabajadores. En su lugar, promesas de reducción de jornada sin que afecte al salario y alusiones al pleno empleo. Quimeras. Ya sabíamos de la actitud lanar y de la complacencia de UGT y CCOO con el Gobierno, pero por un día podrían disimular.