La gobernabilidad del Consell de Formentera hace aguas por todas partes, y los ciudadanos acusan a los políticos de inacción, ocupados únicamente en sus trifulcas internas.
Y lo poco que hacen agrava más la situación. Hemos dejado atrás una Semana Santa de huelga de limpieza en la que los contenedores aparecían cada mañana más atestados de residuos apestosos. Los trabajadores de PreZero en la isla venían anunciándola desde hace meses, reclamando el aumento salarial del 4,5% acordado el pasado año, pero que en este 2024 no han cobrado en ninguna nómina.
En sus quejas añaden que no disponen del material adecuado para realizar su trabajo con vehículos que se caen a pedazos o que directamente no arrancan. Reprobable la actitud de la empresa, a la que el Consell culpa de esta situación.
Pero los trabajadores están pidiendo a la institución voluntad política para resolver el conflicto y se quejan de la actitud de los políticos que con prepotencia y soberbia rechazan cualquier intervención y aprueban un decreto de servicios mínimos draconiano que la justicia tiene que acabar tumbando ante tamaña incompetencia. Pero lo más cutre de todo es lo de mandar a técnicos municipales a recoger la basura de las papeleras de la plaza para minimizar el impacto de la huelga y que los turistas no perciban el problema.
Este acto de esquiroles torticeros no es solo una enorme falta de respeto a los trabajadores de la limpieza de Formentera y a su derecho constitucional a la huelga: también lo es a todos aquellos que a lo largo de la historia han pagado un alto precio para que este derecho sea hoy una realidad. Hablando de altos precios, UGT va a solicitar una indemnización de 3.000 euros por trabajador y otros 3.000 euros para el sindicato por el esquirolaje. Si el juez les vuelve a dar la razón, el cutrerío nos va a costar una pasta.
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