Durante las últimas semanas el PSOE se ha dedicado a defender a un medio digital tras las críticas vertidas por el PP sobre aspectos relacionados con el tema de las mascarillas. Los populares, erróneamente, utilizaron las redes sociales para acusar a dicho medio de publicar noticias falsas pese a que eran verídicas y que, además, habían sido contrastadas. Que el PP siga por este camino tan erróneo de atacar a medios es, además de una muestra absoluta de desprecio al derecho a la información, una estrategia que siempre acaba mal.

Hay que alegrarse que el PSOE defienda a estos medios y critique los ataques desde las redes después de la campaña de acoso y derribo que sufrió este periódico, y sobre todo algunos periodistas, por informar libremente sobre la gestión de instituciones gobernadas por los propios socialistas.
Se pueden contar a decenas las portadas de este periódico donde se incluía la palabra fake con el claro objetivo de modificar la línea editorial en beneficio de los socialistas, pero evidentemente el fracaso fue absoluto y las elecciones confirmaron el castigo a una gestión desastrosa y gestionada de manera prepotente, sobre todo en Vila.

En 1992 comencé a trabajar como periodista parlamentario en Última Hora y se pueden imaginar que he conocido a muchos políticos, algunos buenos otros muy mediocres, pero lo vivido durante el último año y medio de la pasada legislatura supera cualquier límite razonable. Se llegó al punto de acusar a este medio de publicar noticias falsas (como las deficiencias denunciadas por las personas beneficiarias de pisos entregados VPO en Ibiza por Armengol y Agustinet) y callar cuando Diario de Ibiza publicaba la misma información pero algunas semanas después.

Es especialmente memorable el caso de la multa impuesta al exalcalde Rafa Ruiz por aparcar de forma irregular su motocicleta en Vila. Este periódico publicó la versión de los testigos del incidente, con fotografías incluidas, y también la del propio Ayuntamiento. A pesar de ello, el PSOE acusó a este medio de acosar al alcalde cuando lo que ocurrió realmente es el propio Ruiz presionó a la empresa que gestiona el aparcamiento en la ciudad y el criterio de los agentes respecto a las motos cambió tras el incidente. Hasta la Asociación de Periodistas de Balears sentenció que la noticia se había contrastado y apoyó a la periodista que sufrió un acoso insufrible en las redes, con insultos incluidos, pese a haber contrastado la noticia desde el primer momento y publicar las dos versiones.
Yo pensaba que el varapalo de las pasadas elecciones haría reflexionar a algunos dirigentes socialistas pero me temo que no ha sido así. Da auténtica vergüenza ajena escuchar a Rafa Ruiz hablar aún de este periódico en el último pleno como un pseudo medio de comunicación sin venir a cuento y denunciar supuestos apoyos al actual gobierno municipal de Vila (sin ningún tipo de prueba, por supuesto) cuando él regó con el dinero público que quiso a todos aquellos medios que no le criticaban a pesar del desastre de gestión de su gobierno que los ciudadanos enviaron a la oposición. Por cierto, es conveniente decir que Ruiz perdió las dos demandas judiciales interpuestas a este periódico a propósito del escándalo del ‘caso Nascor’ de su amigo Alfonso Molina.

También es realmente surrealista escuchar a Agustinet hablar en el último pleno del Consell de supuestas negociaciones secretas con el propietario de los terrenos donde estaban previstos construir los pisos de los propietarios de los Don Pepe cuando él ocultó en plena campaña electoral que los técnicos ponían pegas a dichos solares. Ni aún tapando información relevante consiguió evitar la peor derrota de los socialistas en el Consell d’Eivissa.

Más surrealista es que Iago Negueruela denuncie presiones del actual Govern a medios de comunicación por el tema de las mascarillas cuando él llamaba personalmente para cambiar determinados titulares que no le gustaban (en un caso conocido por todos se produjeron hasta dos modificaciones) e intentó que empresas privadas castigasen a medios que no los podía manejar a su voluntad.

Vistos los últimos episodios no acaba de entenderse que los propios militantes del PSOE no hayan analizado todo lo ocurrido durante los últimos años en Ibiza e intenten poner fin a la etapa de estos pseudo políticos que se han convertido en un auténtico lastre. Si quieren tener algún futuro, harían bien en buscar relevos con urgencia. Si el objetivo es seguir en la oposición muchos años más, han elegido el mejor de los caminos. Mantenerlos en sus puestos es una garantía para que el PP gobierne muchos años en todas las instituciones ibicencas.