Imagen de una vivienda de Ibiza. | Arguiñe Escandón

El Gobierno de Canarias ha anunciado que estudia la posibilidad de permitir la construcción de vivienda protegida en determinados suelos rústicos. Esta medida beneficiará inicialmente a La Palma, donde la erupción del volcán les ha hecho un roto considerable. Luego se ampliará al resto de las islas para hacer frente de una vez por todas al grave problema de vivienda que sufren en aquel archipiélago.

Están más o menos como nosotros. Diría que algo mejor de lo que estamos aquí. Pero mientras que allí cogen por los cuernos el toro, aquí seguimos poniendo parches que solo benefician a unos pocos.

El decreto de emergencia habitacional del Govern de Marga Prohens contempla medidas que realmente no frenarán el problema. Y yo creo que no aplicar lo positivo de la Ley de Vivienda estatal y echarle la culpa al Gobierno central de la supuesta falta de seguridad jurídica para los propietarios es una excusa de mal pagador que oculta realidades que están a la vista de todos. La primera, la de unos políticos que, por servidumbre o por temor, no conciben liberalizar suelo para que se puedan hacer nuevas viviendas. A partir de ahí, las soluciones al problema van más allá de lo complicado porque ya me dirán cómo metes a 1.000 personas que necesitas sí o sí para mantener la maquinaria en marcha si solo tienes espacio construido para 250.

Necesitamos gobiernos valientes que no se dejen amedrentar por los mensajes y amenazas de amargados y amargadas con el riñón perfectamente cubierto y que piensan, desde sus carísimas casas payesas heredadas, que aquí no debe vivir nadie que no se someta a sus delirios personales. Necesitamos políticos conscientes de la realidad. Y si los de las casas payesas no están a gusto, que se apliquen la receta que exigen para los demás.