El expresidente de la Generalitat de Cataluña Carles Puigdemont durante el acto del Consell de la República en Perpiñán (Francia) a 29 de febrero de 2020. | David Zorrakino - Europa Press
El 8 de octubre de 2017 un millón de catalanes se echaron a las calles de Barcelona para gritar un rotundo ‘basta ya' a la locura totalitaria en la que nos estaba metiendo el separatismo liderado por Carles Puigdemont y Oriol Junqueras. El mensaje lanzado por Felipe VI cinco días antes y solo 48 después del referéndum ilegal había dado más que esperanza a todos aquellos que, además de catalanes, querían seguir siendo españoles. La mayoría de los que viven en Cataluña. A la vez, el Estado orquestaba todo lo necesario para afrontar la gravísima crisis abierta por los independentistas con su intentona golpista. El artículo 155 de la Constitución fue mínimamente aplicado (Pedro Sánchez prefería la Ley de Seguridad Nacional, mucho más dura). Algunos de los que hoy presumen de independentistas de pura cepa acataron sin protestar las órdenes de Madrid. La cárcel y el Supremo fueron, por mucho que se piense lo contrario, excelentes mitigadores del dislate.
2 comentarios
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Hay que tener cuajo para escrivien semejante panfleto adulador de Ayuso. No deja títere con cabeza, incluida la del Rey.. Por cierto , la posición de "asqueroso supremacista" también és aplicable a tu persona ? Porque escrites desde una posición de supremacia aupada por la línea editorial amarillista y crispadora del medio que té permite semejante alarde de parcialidad.
Siempre que escribes algo sobre Catalunya escupes odio como lo que dices aqui: "Porque no hay amnistía posible para quien lideró un intento de golpe de Estado desde posturas asquerosamente supremacistas." Yo me siento catalanista e independenstista, son posiciones tan respetables como las tuyas y no tengo nada de ASQUEROSO ni de SUPREMACISTA. Tienes que aprender a escribir sin transmitir ese odio tan rancio que no te lleva a nada. Odiar no te hara ser feliz nunca, respetar, SI.