El PSOE de Sant Antoni presenta a un candidato que hace alarde de su ignorancia poniendo de manifiesto su radicalidad ideológica, con un discurso plagado de vacuidades, palabras huecas y consignas anodinas, seguramente escrito en Vila. Al igual que Francina Armengol y Pep Marí ‘Agustinet', tampoco Antonio Lorenzo aspira a ser alcalde y formar un gobierno íntegramente socialista. Sabe que es imposible. Asumiendo su derrota política incluso antes de la contienda, incorporará a quienes hagan falta con tal de gobernar, lo que le obliga a lanzar ocurrencias que sus potenciales aliados puedan aplaudir, por extremas que suenen, por irrealizables que resulten. Así, amenaza con recuperar el exánime Plan Estratégico, elaborado durante el infausto mandato de Pep Tur ‘Cires'. Asegura que impulsará las infraestructuras públicas y de calidad, yendo de la mano de empresas y autónomos de Sant Antoni, a quienes califica de «esenciales» y «fundamentales» para que los socialistas portmanyins «volvamos a sonreír», dice el desconsolado político de la triste figura. Esenciales y fundamentales para acabar con el tejido productivo del municipio, quiere decir, pues su hoja de ruta se limita a poner a las empresas tantas trabas como pueda. Ya conocemos su predilección por contratar empresas de fuera antes que las de Sant Antoni. Lorenzo quiere que turistas y residentes convivan en armonía, «sin excesos». Lo dice el candidato a alcalde pillado por la Policía Local conduciendo borracho. Presume de que sólo los socialistas pueden cambiar el modelo turístico, desde luego a peor. El alcaldable socialista no tiene el menor bagaje empresarial ni turístico, por lo que sólo puede repetir como un loro las consignas recibidas. Habla de «hipocresía y cinismo del PP» el que lleva en su lista a dos imputadas. Hay que sacarse esa viga en el ojo, Antonio.
Opinión
El desconsolado Antonio Lorenzo
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