En Formentera, la gente anda enfadada con sus responsables políticos. Es algo que se respira y se comenta entre los ciudadanos.
A las puertas de una nueva convocatoria electoral, los partidos están enfrascados en sus triquiñuelas electorales, alejados una vez más del sentimiento de hastío que hacia su gestión tienen el resto de los mortales.
El pacto de gobierno entre GxF y PSOE en Formentera ha sido un calvario de máxima tensión interna entre miembros de un mismo equipo, enfrentados como auténticos rivales.
Ese mal rollo ha traspasado las puertas de la institución, llegando al ciudadano, que ha acabado siendo víctima de la ineficacia de unos políticos enfrascados en sus peleas por el poder. La recuperación de la hemodiálisis y la inminente puesta en marcha de la residencia de mayores y del 061 han sido sin duda los éxitos de este periodo.
Pero los residentes siguen teniendo los mismos problemas de hace cuatro años, agravados. La falta de profesionales en todos los sectores resta competitividad a la isla e influye en la calidad de vida de sus residentes.
El eterno problema de la vivienda está peor que nunca, la contrata de transporte público sigue sin resolverse y el uso del autobús es residual a pesar de su gratuidad por su deficiente ser- vicio con unas frecuencias lamentables. El ridículo de la concesión de quioscos, la regulación de s'estany aún sin resolver, la nueva contrata de limpieza que no llega nunca ha puesto en pie de guerra a los trabajadores de la concesionaria y unos cuantos asuntos más tienen mosqueados al personal.
Y a todo esto la oposición ha tenido un perfil muy bajo en estos cuatro años, algo de lo que se quejan también los ciudadanos.
Desde sus privilegiadas atalayas nuestros representantes públicos andan en sus cosas, ajenos a este sentimiento general, que probablemente acabe expresándose en las urnas. O no.
1 comentario
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Vaya demagogo el Ruiz este.