El pasado miércoles, el portavoz en la Pitiusas del Sindicato Médico presentó en el programa Bona Nit Pitiüses una radiografía dantesca de la situación de la sanidad pública en Ibiza por lo que respecta a la falta de profesionales desde hace décadas.
Operando bajo mínimos en todas las especialidades, faltan anestesistas, cardiópatas, oncólogos, etc, etc. La cosa no mejora en atención primaria donde el escenario es el mismo o peor. Si lo pensamos con detenimiento, la situación de la sanidad ibicenca parece propia del apocalipsis.
El sector pide a gritos la declaración de Ibiza como área de difícil cobertura, lo que permitiría más inversión con la que atraer facultativos a Ibiza. Algo que vio con buenos ojos la ministra Darias y que a la consellera del ramo, Patricia Gómez, le pareció innecesario, al considerar Ibiza como un destino «soñado por los médicos».
Ya lo manifestó, Carlos Rodríguez: «Vive en una nube». Así parece ser, en sus sueños Gómez debe ver kilométricas colas de facultativos de todas las especialidades, entrando por la puerta de es Codolar con sus estetoscopios al cuello, el curriculum en la boca y rogando de rodillas una plaza en este paraíso facultativo que sueña Gómez.
No pude evitar recordar, cuando la misma consejera dijo en sede parlamentaria que el servicio de hemodiálisis en Formentera era imposible por su «inviabilidad económica».
Rodríguez relató una realidad distinta en Formentera donde los incentivos económicos cubren el elevado precio de la vivienda y además, la nómina de los facultativos crece en 30 euros mensuales por cada año en la isla, que se suman a los del año anterior y así sucesivamente. Vamos, que no parece tan difícil.
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