Amenudo se dice que tener mayores en la familia es una bendición, una suerte. Si los mayores tienen salud, ciertamente lo es. Si no la tienen, es un enorme problema, por más que se capea como se puede, con muy poca ayuda de las instituciones y con muchas trabas de todo tipo. Es cierto que antes de promulgarse la Ley de Dependencia, impulsada por el Gobierno socialista de José Luis Rodríguez Zapatero y aprobada por el Parlamento en 2006, la situación era mucho peor, pero eso no puede servirnos de consuelo. La población ibicenca es cada vez más longeva, pero padece patologías crónicas que en muchas ocasiones son incapacitantes o que les convierten en dependientes, lo que requiere atención especializada según cada caso.
Opinión
Todos seremos dependientes
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