Suerte que en Ibiza no tenemos trenes ni tranvías, porque si los tuviéramos, es dudoso que funcionasen mejor que en Mallorca, donde gracias a la nefasta gestión del líder de los socialistas ibicencos, Pep Marí Ribas Agustinet, el servicio es peor que pésimo. Días atrás se ha llegado al punto de tener que suspender trayectos porque falta personal, una situación que en palabras del presidente del comité de empresa de Serveis Ferroviaris de Mallorca (SFM), obedece a una «falta endémica de recursos». Cuando desde la Federació Socialista de Mallorca (FSM-PSOE) están todo el santo día dando la matraca con la mala calidad del servicio de transporte público por carretera de Ibiza, culpando al presidente del Consell d'Eivissa, Vicent Marí, y al conseller del ramo, Javier Torres, resulta que aquello que gestiona su amado líder –gracias a que encarna la cuota ibicenca del Govern balear– no puede funcionar peor. De este modo, se constata que criticar es muy fácil, pero gestionar es bastante más complicado.

Agustinet ha demostrado que el cargo de conseller, en lo relativo al transporte público, le viene más que grande. Haría bien en dimitir para centrarse en su próximo objetivo, ser presidente del Consell d'Eivissa gracias a los votos de Unidas Podemos, en lugar de continuar haciendo campaña aprovechando su cargo en el Govern, pero no cabe confiar en tal ejercicio de responsabilidad. Al menos, podemos respirar aliviados porque aquí no hay tren y será difícil que traslade su contrastada incompetencia ferroviaria a los sufridos ciudadanos ibicencos. Alguna ventaja tenía que tener no figurar jamás en los planes gubernamentales del PSOE balear. Como no tenemos trenes, aquí no van a descarrilar. Mejor así. Quien evita el riesgo, evita el peligro.