Hay cosas que cuanto antes se asuman, antes dejan de doler. Hemos venido hablando en los últimos meses, de la pérdida de la esencia de Formentera por el proceso de licitación de los quioscos, que puso en manos «provisionalmente» estas golosas instalaciones a pie de playa, de grupos inversores de gran musculo financiero, en lugar de las empresas familiares que los han venido gestionando en las últimas décadas. Pero si miramos un poco más allá nos daremos cuenta de que lo de los quioscos no es más que una anécdota que viene a corroborar el cambio de ciclo al que ya está sometido Formentera.
Opinión
Cambio de ciclo
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