Resulta evidente y por todos conocido que la ejecución de obras siempre molesta a algunos ciudadanos o al sector de la población que las sufre en su entorno y eso es algo inevitable. Ahora bien, en determinados casos valdría la pena o se deberían tener en cuenta cuestiones de diversa índole antes de tomar la decisión de iniciar las mismas.
Al margen de rivalidades políticas o de posturas claramente enconadas en contra de determinados responsables de la administración por una simple cuestión de animadversión ideológica, hay cuestiones que caen por su propio peso y que tienen difícil defensa. Sobre este tema, mucho están dando de que hablar las diversas obras públicas que se están llevando a cabo actualmente en el municipio de Vila. Lo cierto es que la ejecución simultánea de obras en varios de los puntos neurálgicos del casco urbano está suponiendo un quebradero de cabeza para ciertos colectivos vecinales y en muchos casos también para otros cuyo domicilio está alejado de las mismas.
Que los proyectos de mejora y modernización urbanística se han de ejecutar a pesar de las molestias que puedan ocasionar, es cierto. Ahora bien que no se pueden iniciar de cualquier manera, también lo es. Vale la pena recordar que desde hace bastantes años se tomó la decisión de que durante la temporada estival se paralizaban las obras que podían suponer una molestia para aquellos establecimientos turísticos que en esos meses se encuentran repletos de turistas que visitan nuestra isla. Una vez pasada la temporada se retomaban sin que ello supusiera ningún tipo de descalabro para los promotores de las obras en cuestión.
Creo que se trata de una medida de lo más lógica, ya que todos sabemos que nuestra principal industria y el medio de vida de la practica totalidad de residentes en la isla, es el turismo. Y es precisamente ‘lógica' lo que parece que no se ha aplicado a la hora de tomar la decisión de iniciar todas esas obras en algunas de las principales calles y avenidas del municipio en unas fechas con miles de visitantes que vienen a disfrutar de las maravillas que nuestra isla les puede ofrecer.
Parece claro que tanto el gobierno municipal como la oposición cometen diversos errores en sus declaraciones públicas. Es difícil pensar que desde el gobierno no se hubiera podido programar mucho mejor tanto el inicio como la ejecución de las obras, teniendo muy en cuenta la repercusión global que las mismas iban a tener. Repito que las molestias a los vecinos de los barrios afectados son normales y no les queda más remedio que sufrirlas temporalmente; ahora bien, que no se haya tenido en cuenta que la practica totalidad de los negocios llevaban dos veranos sin la menor actividad y que este es precisamente el año en el que se recupera la normalidad y por tanto esa actividad que les ha de permitir recuperar el tiempo perdido, no tiene argumento válido que sustente la decisión tomada.
La pandemia no lo justifica todo, ya que se podría haber aprovechado precisamente los dos años de inactividad comercial, para tratar de adelantar la ejecución de obras que se sabe van a ser extremadamente molestas en épocas de normalidad. Tampoco se han esforzado mucho desde la oposición municipal a la hora de buscar motivos para criticar al gobernante de turno. Lo de que se han iniciado las obras en estos meses críticos, con el único objetivo de tenerlas acabadas antes de las próximas elecciones de 2023 ya que ello favorecerá a los partidos gobernantes, no parece un argumento muy trabajado; ya que lo más lógico es que si los ciudadanos se sienten perjudicados, se piensen mucho a quien votar.
Por motivos muy distintos, pero ni los unos ni los otros parece que tengan claro que desde el Ayuntamiento hay que trabajar por el bienestar de los ciudadanos. En el gobierno municipal cada día resalta más la necesidad de una figura que no ha existido en toda la legislatura y no es otra que la de una persona capaz de coordinar y planificar con sentido global, la gestión que cada concejalía tiene encomendada. Y en lo que respecta a la oposición, parece andar bastante perdida y con su líder y portavoz mucho más centrado en sus labores de senador en Madrid que en su función de control de la gestión del equipo de gobierno.
Calles y aceras levantadas, ruido y problemas de aparcamiento, no parecen la mejor manera de recibir la temporada de verano, ni a los turistas que nos visitan. Y entre tanto la lógica sigue ausente.
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