En este día, la iglesia nos recuerda la entrada de Cristo, el Señor, en Jerusalén para consumar su Misterio pascual. La liturgia de la Misa de este domingo se centra en la Pasión del Señor. El Jueves Santo, por la mañana, suele celebrarse la Misa Crismal. En esta santa misa tienen lugar la bendición del óleo de los enfermos, de los catecúmenos y la consagración del crisma.
El mismo día, los sacerdotes renuevan las promesas que hicieron el día de su Ordenación. Por la tarde comienza el Triduo – Cristo crucificado, muerto y sepultado. Conviene centrar nuestra atención en los misterios que se recuerdan en la Misa; es decir, la institución de la Eucaristía, la institución del Orden sacerdotal y el mandamiento del Señor sobre la caridad fraterna. Lavando los pies a los Apóstoles, Jesús nos dio ejemplo de cómo debemos servirnos mutuamente en el amor. Con la adoración eucarística prolongada intentamos vivir los grandes misterios que vamos a celebrar: la pasión, muerte y resurrección de nuestro Señor Jesucristo. Todos podemos decir con inmensa gratitud: Cristo ha muerto por mí.
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