Las Pitiusas están en constante transformación económica y social. Es justo reconocer que el tejido empresarial ha sabido adaptarse a los vertiginosos cambios que impactan sobre nuestro frágil territorio. En poco tiempo hemos pasado de ser un destino pihippie, pasando por ser hogar de hooligans hasta convertirnos en la meca de un más que cuestionable lujo.
Tendemos a asociar injustamente lujo con calidad, nada más lejos de la realidad. Avanzamos a pasos agigantados hacia un enaltecimiento irremediable del turismo al que así apodamos, creyendo ingenuamente que ello supondrá una mejora de nuestra calidad de vida y de nuestros servicios. Es curioso que se venda como ‘exclusivo' uno de los destinos más populares del planeta, en el cual ya no queda un sólo rincón en el que disfrutar de la tranquilidad antaño imperante. No faltan nunca los estúpidos que visitan un lugar sereno y apacible para apresurarse a publicar su ubicación para que así deje de serlo.
Muchos empresarios llegan a la isla fingiendo conocer «la verdadera esencia» de nuestro singular hogar y se regocijan haciendo caja a costa de depredar nuestros recursos y equivocándose al pensar que esa «esencia» ibicenca guarda la menor relación con los yates, el yoga o la fiesta. La presencia del turismo de lujo en Eivissa y Formentera no sólo es aceptable sino necesaria, pero no podemos encomendar nuestra economía a un solo perfil.
Parece mentira que estos (supuestamente) ilustres visitantes se crean la milonga del lujo y la exclusividad o, peor, que la asocien al ocio que consumen. No debemos ir lejos para buscar un buen espejo: Sant Joan de Labritja, donde se ha conseguido frenar la presencia y el impacto de estos chamanes del engaño y la perversión, salvo alguna excepción entre Es Canaret y Portinatx.
3 comentarios
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Mentre hi haiga pobresa, sobretot si sa pobresa és a Eivissa, es luxe sempre estarà de més
Es innegable que todo lo que se masifica se desvirtúa, y viceversa, para dar forma al círculo vicioso, ya que lo que se aleja de su esencia, necesita de una parodia forzada de su naturaleza perdida, como autobombo. Aquellos que asistimos al paso del tiempo aquí, tras más de medio siglo superponiendo imágenes en flashback, sabiendo que todo muta y se transforma, nos preguntamos si aquella espantada de ppios 80 de los conocedores del verdadero lujo, no sólo moradores de mansiones en acantilados, si no de espacios mentales abiertos, los que predicaban el verdadero ad libitum, los descubridores de paraísos atípicos, con historias de todo tipo y condición reunidos a la misma mesa, esa huida ,repito,no fue más que pura clarividencia de la destrucción y la vulgar ostentación que llegarían con el reclamo. La Divina Callas nunca volverá a llamar a mi puerta,amablemente,en busca de línea telefónica, ya que la wifi está aquí hoy al alcance de todos.Y eso da que pensar...
Siempre nos quedarán los olores a mierda en algunas zonas ,esos que los propietarios de esos yates nunca olerán. Y esos negocios que contratan personal, sí, pero ese personal malvive en habitaciones zulo o incluso en bosques con su tienda de campaña. Ibiza es mágica...