Existe cierto miedo por parte de los progenitores a que los hijos se aburran. Es decir, intentamos evitar por todos los medios que los menores sufran este estado de ánimo e incluso pensamos que estar en casa, sin hacer nada, es perder el tiempo. Por ello, con objetivo de entretenerles planificamos o les inscribimos en muchas actividades. Sin embargo, un niño con mucha carga de actividad dirigida y estimulante reflejará en los ratos de «tiempo muerto» comportamientos relacionados con baja paciencia, llamadas de atención, incertidumbre, malestar, disrupción etc. como consecuencia de la incapacidad de gestionar su propio tiempo libre.
Son numerosos los estudios que demuestran que la estimulación infantil en exceso es realmente perjudicial. A mayor número de actividades dirigidas y estimulantes mayor posibilidad de crear niños con «alergia» a la creatividad, la paciencia y la soledad. Es necesario que los menores experimenten y se desarrollen a través del tiempo libre no planificado, ya que les ayudará a generar sus propias alternativas para salir del aburrimiento y obtendrán el aprendizaje de su propia autogestión.
Es evidente que las actividades dirigidas ayudan a los menores a desarrollar conocimientos sobre temas concretos como la música, el deporte, la pintura, etc. Aun así, en determinadas ocasiones pueden limitar la espontaneidad o la creatividad, de aquí la importancia de combinarlas con actividades de tiempo libre no planificadas.
La dificultad de gestionar el tiempo no estructurado se considera un factor de riesgo para las adicciones. El uso de las tecnologías/pantallas como herramientas de entretenimiento para afrontar el aburrimiento puede desarrollar dificultades de desarrollo. Dado que estas generan un estímulo de atención y concentración muy alto, a través de potentes gráficos visuales, de reclamos sonoros y de la interacción, dejando poco margen para la imaginación de los chicos y fomentando funcionamientos pasivos. De nuevo la importancia de los tiempos de aburrimiento para contrarrestar los juegos tecnológicos poco imaginativos y activos.
Muchos aspectos positivos del aburrimiento ocasional tienen que ver con la adquisición de competencias personales. Por ejemplo, ayuda en la resolución de conflictos: la creatividad es uno de los elementos determinantes en la superación de problemas.
Los niños que pasan parte de su tiempo sin actividades dirigidas suelen desarrollar pensamientos y comportamientos creativos e imaginativos. La exploración del mundo interior: el tiempo libre estimula los pensamientos, ayuda a definir gustos, además regula la actividad psicomotriz. Disminuye el nivel de estrés: tener y experimentar desde pequeños el aburrimiento les ayudará a gestionar situaciones apáticas, de espera, ansiosas, etc. Y además, es el momento perfecto para soñar despiertos: les ayuda a tomar conciencia de uno mismo, a fijarse metas y a motivarse en la toma de decisiones.
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