Se les aparecieron unas lenguas como de fuego que diviviéndose se posaron sobre cada uno de ellos. | Pixabay
Estamos celebrando la solemnidad de Pentecostés. Transcurridos cincuenta días de la Pascua de Resurrección viene el Espíritu Santo. Llegado el día de Pentecostés estaban todos en un mismo lugar. De repente vino del cielo un ruido como el de una ráfaga de viento impetuoso, que llenó toda la casa en la que se encontraban. Se les aparecieron unas lenguas como de fuego que diviviéndose se posaron sobre cada uno de ellos y quedaron todos llenos del Espíritu Santo que envuelve a María y a los Apóstoles. Las lenguas de fuego se posan sobre sus cabezas para indicar la plenitud de la caridad divina que los empujará a ser anunciadores del Evangelio a todos los pueblos.
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