El nuevo horario de los bares ibicencos es como un coitus interruptus. Con una vara de mimbre obligan a cerrar a las cinco de la tarde por eso de los pitones envenenados del virus, cargándose la civilizada sobremesa y la ceremonia del café, para luego reabrir de ocho a diez. Eso supone un anticlímax que fuerza a malabarismos con el personal y jugar perversamente con los santos bebedores, hoy estigmatizados como irresponsables imberbes en el patio de colegio de la dictadura vírica.
Coitus interruptus
También en Opinión
- «A Ibiza vienen los jueces y funcionarios que no tienen más remedio y se van a la mínima que pueden»
- Noche de pesadilla en un vuelo de Ryanair hacia Ibiza
- «Vendía un millón de pastillas de éxtasis mensuales en Ibiza»
- Infierno en el paraíso de Ibiza: una temporada más de colapso en el mirador de es Vedrà
- Verano 2024 en Ibiza: circula con el coche por el paseo marítimo de Santa Eulària lleno de peatones
Sin comentarios
Para comentar es necesario estar registrado en Periódico de Ibiza y Formentera
De momento no hay comentarios.