Hace unos días escuché que «tenemos lo que nos merecemos como sociedad». No creo que sea cierto, pero noticias como la enorme lista de políticos de todos los partidos que se han saltado los protocolos para recibir la vacuna del coronavirus antes que nadie reconozco que, al menos, me hace dudar.
¿Tan insensibles somos que usamos nuestros privilegios para vacunarnos antes que las personas mayores, los de riesgo o nuestros sanitarios que tanto están haciendo por nosotros? O lo que es peor, ¿tenemos tan pocos escrúpulos para hacerlo sin que nos importe un rábano? Uno de ellos, el consejero de Salud de Murcia y cardiólogo de profesión, Manuel Villegas, ya ha dimitido o más bien le han obligado a hacerlo tras vacunarse junto a su mujer, pero la lista es casi interminable y recorre todo el país. En Ceuta, su también consejero de Sanidad, Javier Guerrero, admitió haber recibido la vacuna, señaló que «lo volvería a hacer» y aseguró que no tiene pensado dejar su cargo, a pesar de que junto a él se inmunizaron diez personas de su equipo.
En la Comunidad Valenciana se han vacunado sin que les tocara los alcaldes socialistas de Rafelbunyol, El Verger y Els Poblets y los populares de La Nucía y Orihuela y el diputado provincial de Alicante por el PP y encargado del centro de salud mental de la corporación. Y así hasta Riudoms en Tarragona, Torrecampo, Alcarejos y El Guijo en Córdoba y otros muchos lugares de toda España que aquí no cabrían. Les separan unas siglas políticas y tal vez una ideología pero a todos les une el argumento de que sobraban algunas vacunas y en caso de no administrarse se iban a tirar a la basura. Increíble. Lástima que a mi querido Luis García Berlanga no le haya dado tiempo a estar vivo para inspirarse en todo esto. Menuda película habría hecho con tan buen argumento.
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