El pasado 5 de mayo, Periódico de Ibiza y Formentera publicaba una entrevista a la flamante senadora socialista, Patricia Abascal, en la que, además de decir textualmente que «estaba cómoda» con el hecho de llevar a una tránsfuga como n° 2 en su lista a Sant Antoni, dijo una frase con la que no puedo estar más de acuerdo: «la política es el arte de la negociación». Si me lo permite, yo añadiría que es el arte del consenso, de llegar a acuerdos y de trabajar en pro del interés general. Dicho esto, sorprende que la jefa de gabinete del actual presidente del Consell y candidato socialista Vicent Torres haga proclamas referidas a la negociación cuando la administración insular bajo su mandato no ha podido ser más opaca y no ha podido actuar de manera más unilateral.
Prueba de ello son los numerosos desencuentros con las asociaciones, entidades y clubes deportivos a los que han asfixiado económicamente, poniendo en serio riesgo su continuidad. Pero si en un departamento han hecho gala de su nula voluntad negociadora es en el de ordenación del territorio. Se presentaron a las elecciones diciendo que consultarían con el resto de formaciones políticas y con la ciudadanía los principales proyectos para Ibiza. Así fue como perpetraron un bochornoso pseudorreferéndum sobre la carretera de Santa Eulalia que tuvo un inasumible 0'18% de participación. Pero el proyecto más importante que puede hacer la Conselleria de Territorio es un Plan Territorial. No han sido capaces de hacer uno nuevo y derogar el de 2005 y por ello han decidido hacer un parche en forma de norma territorial cautelar y ahora en forma de modificación puntual a 20 días de las elecciones.
Parece que los socialistas y podemitas no han considerado que dicha modificación tenga un calado suficiente, y por ello no sólo lo han hecho a espaldas de la ciudadanía, sino que lo han seguido llevando adelante con la oposición del partido que ganó las elecciones en el Consell, la asociación de propietarios de fincas rústicas de Sant Josep y nada menos que 2.435 alegaciones. Ni negociación, ni consenso, ni acuerdo, ni diálogo. Esa es la verdadera naturaleza de la izquierda en Ibiza, que apela a la negociación y al consenso en campaña electoral y cuando ocupan el Gobierno parece que son términos que no figuran en su diccionario porque ni los usan, ni los aplican.
Si nos hubieran querido escuchar, sabrían que el Partido Popular de Ibiza está en contra de la especulación y del crecimiento urbanístico desmesurado y descontrolado, y por ello hicimos las dos normas más proteccionistas que siguen en vigor: las Directivas de Ordenación Territorial y el Plan Territorial Insular de 2005. Apostamos por la protección del territorio y por ello pensamos que debemos ir todos a una en la lucha contra la especulación. En lo que no estamos de acuerdo es en legislar a espaldas de los ciudadanos y en atar de pies y manos a los payeses y propietarios de fincas rústicas, que son los más perjudicados por una modificación puntual del PTI, por una Ley Agraria y por una Ley de Urbanismo que no deberían ir dirigidas a maniatarles, sino a acabar con los verdaderos especuladores. Los campesinos son quienes labran, podan, limpian y arreglan los bosques y el campo. No son una amenaza, sino una garantía para el entorno y para el paisaje.
Por todo ello, le digo a la señora Abascal y al resto de sus compañeros socialistas que antes de hablar de negociación, demuestren que están dispuestos a ella con hechos y no con promesas vacías en campaña electoral. Cuando estén dispuestos a consensuar el modelo territorial, van a encontrar en la mesa al Partido Popular y a los agentes sociales afectados, pero de momento, han perdido una legislatura con parches unilaterales que no ponen solución a nada, sino que perjudican a los verdaderos artífices de que Ibiza no haya perdido aún su esencia: los payeses.
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