La celebración de la Jornada Mundial de la Vida Consagrada, fue instituida por San Juan Pablo II y tuvo lugar por primera vez el 2 de febrero de 1997; su objetivo es ayudar a toda la Iglesia a valorar cada vez más el testimonio de quienes han elegido seguir a Cristo de cerca mediante la práctica de los consejos evangélicos y, al mismo tiempo, quiere ser para las personas consagradas una ocasión propicia para renovar los propósitos y reavivar los sentimientos que deben inspirar su entrega al Señor.
En Ibiza y Formentera tenemos la suerte de contar con una buena y efectiva presencia de miembros de la Vida Consagrada. Así tenemos monjas de clausura en el Monasterio de San Cristóbal, fundado en 1959 y donde están las Canónigas Regulares de San Agustín. Comunidades masculinas tenemos a los Hermanos de la Salle, y una comunidad del Verbo Encarnado, que se encargan, entre otras cosas de dos parroquias, así como la asistencia al Centro Penitenciario y al Hospital de Can Misses. Comunidades femeninas tenemos dos de las Agustinas del Amparo, que rigen dos colegios en Vila y San Jordi; una comunidad de Carmelitas Misioneras, que cuidan de la Casa de Espiritualidad de Santa Teresa en Es Cubells; están también las Terciarias Trinitarias, que se encargan de un colegio en San Antonio y de un centro para menores en Santa Eulalia; están también las Hermanas de Marta y María, que atienden el Palacio Episcopal y la Catedral diocesana así como la Residencia de Ancianos Reina Sofía; y desde hace unos años tenemos también afortunadamente una comunidad de Servidoras del Señor y de la Virgen de Matará, que sirven un colegio en Formentera.
Gracias a lo que cada comunidad de estas hace lo que le corresponde hacer, lo hacen bien, tenemos en nuestras Islas de Ibiza y Formentera una buena y eficaz ayuda de estas personas que rezan, trabajan y sirven. «¿Qué sería del mundo si no existieran los religiosos?», se preguntaba justamente santa Teresa (Libro de la vida, c. 32,11). He aquí una pregunta que nos lleva a dar incesantes gracias al Señor, que con este singular don del Espíritu continúa animando y sosteniendo a la Iglesia en su comprometido camino en el mundo.
En la exhortación apostólica post-sinodal Vita consagrada, publicada en 1996 por Juan Pablo II, escribía: «En realidad, la vida consagrada está en el corazón mismo de la Iglesia como elemento decisivo para su misión, ya que «indica la naturaleza íntima de la vocación cristiana» y la aspiración de toda la Iglesia Esposa hacia la unión con el único Esposo» (n. 3). A las personas consagradas, pues, quisiera repetir la invitación a mirar el futuro con esperanza, contando con la fidelidad de Dios y el poder de su gracia, capaz de obrar siempre nuevas maravillas: «¡Vosotros no solamente tenéis una historia gloriosa para recordar y contar, sino una gran historia que construir! Poned los ojos en el futuro, hacia el que el Espíritu os impulsa para seguir haciendo con vosotros grandes cosas» (ib., 110).
Celebrar esta Jornada puede ayudar a promover en todo el pueblo de Dios el conocimiento y la estima de la vida consagrada. Que sea así entre nosotros, que queramos cada vez más a los religiosos y religiosas que tan bien sirven en Ibiza y Formentera y colaboremos con ellos que nos enseñan a rezar, a tener fe, esperanza y caridad. Y conociendo lo que es la vida consagrada, su importancia, su sentido y su categoría, así como el trabajo que llevan a cabo surjan también vocaciones entre los jóvenes de aquí para ello.
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