Josep Pla, el más grande escritor catalán de todos los tiempos, decía que aunque los banqueros conservan el secreto, a la larga, en el trato que otorgan a sus clientes acaban corriendo la voz del estado de su bolsa. Algo de eso está pasando estos días en Cataluña ante el avance del proceso de sedición política impulsado por el «Govern» de la Generalidad cuando por decisión de sus máximos mandatarios los dos bancos catalanes más importantes: Caixa Bank y Banco de Sabadell (grandes también en el escalafón de las entidades bancarias de España), han decido levantar el campamento catalán y poner tierra de por medio para establecer nuevas sedes.

El Sabadell en Alicante. Y, según la información disponible cuando redacto esta nota, la emblemática Caixa, símbolo centenario del poder financiero de la burguesía catalana, podría aterrizar en Palma de Mallorca.

«¿Baleares, Valencia?, bueno, la cosa no es grave, siguen en los Paísos Catalans», dirá Oriol Junqueras, el cínico vicepresidente de la «Generalitat» quien asegura que no pasa nada, pese a las evidencias de que en sólo dos días las pérdidas de valor en Bolsa de estas dos entidades se acercan a los tres mil millones de euros.

Siempre se ha dicho que el dinero es cobarde. Huye de la quema o así que intuye el incendio. En el caso que nos ocupa ante la probable declaración unilateral de independencia anunciada por el presidente Carles Puigdemont.

Ante este horizonte, Fainé, Gual y Oliu, los «tycoon's» de la banca catalana parece que han echado cuentas. Si los secesionistas continúan con su agenda rupturista y el próximo lunes, pese a estar suspendido por el Tribunal Constitucional, Carme Forcadell intenta celebrar pleno en el «Parlament», el «corralito» podría estar servido.

¿Por qué ahora? ¿Por qué tras tanto tiempo de silencio ante la deriva del «Govern» separatista (primero con Artur Mas, después con Puigdemont) reaccionan ahora los magnates de la banca de Cataluña? Pues porque temen lo peor. Temen la espantada de miles de impositores y accionistas del Sabadell y de la Caixa, preocupados por el «brexit» respecto de España que anuncian los secesionistas. Ruptura que implicaría salir de la Unión Europea y perder el paraguas protector del Banco Central Europeo ¡Amigo! Son palabras mayores porque en caso de quiebra bancaria el BCE garantiza la cobertura de depósitos hasta los cien mil euros.

En fin, ya se sabe que los banqueros no están hechos para la revolución. Pero es lo que está en marcha en Cataluña impulsada por las CUP con la complicidad de los dirigentes del partido fundado por Jordi Pujol. Qué cada palo, pues, aguante su vela.