Se ha dado como una gran noticia y quizás lo sea: La Unión Europea acepta la aplicación del plan contra la Xylella Fastidiosa que propone Baleares, o sea, en vez de arrancar todos los árboles en un radio de cien metros a la redonda, solo se tendrá que sacrificar el enfermo, permitiendo así que vivan los frutales vecinos.
Pero si analizamos esta decisión a la luz de lo que se conoce sobre la bacteria que causa el “sida de los árboles” uno no queda demasiado tranquilo. En Italia, aunque la bacteria no es exactamente la misma, se han arrancado frutales a millones. Tanto en Córcega cuanto en el Continente. El panorama es desolador y la epidemia está lejos de estar controlada, o al menos no se sabe, debido a sus características de enfermedad silente, agazapada, que corroe las entrañas vivas del árbol.
El hecho de que no debamos cortar nosotros los árboles adycentes al infectado no garantiza absolutamente nada.
De manera que estamos ante un panorama peliagudo: Si la decisión es correcta, nos habremos ahorrado el sacrificio de miles de frutales, pero si no es eficaz, habremos sacrificado la misma cantidad, además de los infectados por el camino. Y habremos perdido un tiempo precioso, mucho capital y cualquier seguridad de salir de la pandemia en un plazo de tiempo razonable.
Cabe la posibilidad de que los biólogos aprovechen este intérvalo de tiempo como una tregua ficticia para intentar hallar el antídoto o antibiótico específico que frene o liquide a esa bacteria. No conozco en que nivel y en que estado se encuentran las investigaciones, pero no dudo que sea un reto apasionante. ¿Y el triunfalismo del Pacto? Pura estrategia política.
@MarianoPlanells
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